Método Arrieta

Desde elcorreogallego.es me llega la siguiente noticia: “Tendrían que haber llegado a Santiago el 8 de septiembre de 2015, pero lo hicieron cinco días después, tras viajar con otra aerolínea desde Ámsterdam a Barcelona, y completar en tren el resto del trayecto. Ahora, el Juzgado de lo Mercantil Número 2 de A Coruña condena a Vueling a indemnizar en 3.573,69 euros a Anxela López Leiceaga y a su asistente personal por la denegación de embarque, los gastos de transporte y alojamiento, los intereses legales y el daño moral adicional causado por la negativa de la compañía a autorizar la entrada al avión de los demandantes, aduciendo que el peso de la silla de ruedas motorizada que utiliza López Leiceaga, así como deficiencias en la misma, comprometían la seguridad del vuelo.

La misma silla, recuerda la demandante, había volado con ellos en el viaje de ida, realizado con Vueling entre Santiago y Ámsterdam el 3 de septiembre, sin que su peso, recalca, hubiese representado ningún problema. En cuanto a las deficiencias alegadas por la compañía, explica que se produjeron durante el transporte en el viaje de ida, si bien no se detectaron hasta el momento de preparación de la silla para el siguiente embarque. En cualquier caso, apunta, no afectaban al dispositivo eléctrico, de modo que no constituían ningún riesgo. Este punto, la cobertura por parte de Vueling de los gastos de reparación, es el único apartado desestimado por la jueza, ante la dificultad de probar que efectivamente los desperfectos se produjesen en el primer vuelo.”

Las aerolíneas deberían ser más serias y no jugar con sus clientes. Es más, a la hora de poner a la venta los vuelos de cada compañía deberían indicar si son accesibles o no para sillas con motor. Es una locura saber si es un avión grande o pequeño y conseguir hablar con algunas compañías no resulta fácil ni barato. ¡YA ESTÁ BIEN!

Mentxu