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Pamplona renueva el Voto de las Cinco Llagas que le libró de la peste

La ciudad de Pamplona ha renovado, a través de su corporación con la alcaldesa Yolanda Barcina al frente, el tradicional Voto de las Cinco Llagas, con el que la ciudad agradece desde el año 1600 haberse librado de la epidemia de la peste hace más de cuatro siglos.

La Iglesia de San Agustín, en el casco antiguo, ha acogido el ritual, en el que como cada Jueves Santo participa el Ayuntamiento en Cuerpo de Ciudad y se configura como un acto litúrgico e institucional, originalmente vinculado a una epidemia de peste que padeció Pamplona.

La procesión se ha organizado en el interior del templo con un paso, las Cinco Llagas, que es una representación del Sagrado Corazón en manos de dos ángeles arrodillados y que lleva esculpida la imagen de las cinco llagas que le fueron infligidas a Jesucristo durante la crucifixión, y la corona de espinas.

Con el mismo origen que la procesión, las Sagradas llagas de Cristo y la corona de espinas están desde septiembre del 1600 en el anverso de la medalla de la ciudad (en el reverso está el león de Pamplona), que los concejales lucen como cara principal en esta única ocasión en todo el año.

Con ella en el pecho, la alcaldesa y los concejales han salido de forma solemne desde el Ayuntamiento para acudir a la Iglesia de San Agustín por las calles Mercaderes y Calderería, acompañados de maceros, libreas y clarineros.

Una vez en San Agustín, y tras los toques de clarines con sordina, la Corporación ha entrado en la iglesia y, junto a la junta de la Hermandad de la Pasión con los hachones procesionales y los representantes de las antiguas parroquias de Pamplona, han accedido al templo por la puesta principal.

Una vez saludos por el párroco, Juan José Cambra, se ha organizado una pequeña comitiva tras la cruz parroquial, con la bandera de la ciudad de luto, el Cabildo Catedralicio y el paso a hombros de cuatro portadores, procesión que ha acabado ante el altar para el sermón, un acto cuya parte musical ha corrido a cargo de la Capilla de Música de la Catedral.

Finalizado el acto la Corporación se ha dirigido solemnemente hasta la Catedral de Santa María para asistir a los Oficios y la Misa in Coena Domini, tras lo que la tradición manda la visita de los ediles a un tercer templo, el de San Saturnino, por ser la parroquia a la que oficialmente pertenece el Consistorio.

Según ha informado éste en una nota, el origen del acto se remonta a finales del siglo XVI, cuando Pamplona sufrió una fuerte epidemia de peste que se llevó al menos 300 vidas.

La tradición recoge cómo un fraile franciscano de Calahorra, que vivía en un convento fuera-puertas de la ciudad, tuvo en sueños la visión de que había que imprimir tantos papeles como habitantes existían en la ciudad en los que figuraran los dibujos de las Sagradas llagas de Cristo y su corona de espinas.

Se trataba de llevar los dibujos fijados al pecho, descubierto este, durante 15 días, plazo tras el cual una procesión dejaría las estampas en la Iglesia de San Agustín.

Así se hizo y, dicen las crónicas, que “milagrosamente” la peste remitió el 27 de noviembre la epidemia de forma radical.

Al año siguiente el Ayuntamiento hizo voto de procesionar una vez al año para conmemorar el milagro y, desde el 2 de septiembre del 1600 las Sagradas llagas de Cristo y la corona de espinas son el anverso de la medalla de la ciudad, en cuyo reverso está el león de Pamplona.

EFE:
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