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Vitoria: historia de la familia Herrán y el Ferrocarril Vasco-Navarro

Hace unos meses, en este blog de Vitoria-Gasteiz, contábamos la historia de la calle Los Herrán, como seguramente recordaréis. Aquello fue a finales de febrero. En el texto, basado, como siempre, en el libro “Toponimia de Vitoria I – Gasteizko toponimia I”, de Henrike Knöor Borrás y Elena Martínez de Madina Salazar, editado por Euskaltzaindia en 2009, hablábamos, muy por encima, en torno al importante papel que jugó la familia Herrán en la creación y puesta en marcha del Ferrocarril Vasco-Navarro; en concreto, consignamos que Juan José Herrán, un miembro de la familia, “trabajó como ingeniero en el Ferrocarril Vasco-Navarro“, lo que motivó que se otorgara el nombre de su familia a la calle donde estaba la estación de este tren (a la calle Los Herrán, como es lógico).

Aquel texto, publicado el 24 de febrero pasado, recibió un comentario de un gasteiztarra, Javier Suso, que habló así: “He estudiado la historia del ferrocarril Vasco-Navarro y su relación con los Herrán y, realmente, la historia es más compleja y bastante más profunda. Si queréis que os la explique, poneos en contacto conmigo“. Dicho y hecho; recibida la “traviesa” lanzada por Javier, contactamos de inmediato con él, y, muy amablemente, nos facilitó amplia información acerca de la labor desempeñada por la familia Herrán en el citado proyecto. Agradeciendo mucho a Javier su enorme ayuda (y pidiéndole disculpas, por el tiempo que hemos tardado en aprovecharla), os contamos, a continuación, un poco más sobre ello. Lo que viene a continuación se lo debemos, única y exclusivamente, a Javier. ¡Muchas gracias a él!, y esperamos que os guste.

La documentación que nos hizo llegar Javier se centra en Juan José y Joaquín Herrán, y, según apuntó, la consiguió “tirando del hilo del libro de Juan Vidal Abarca sobre la familia Herrán“. Esta obra, titulada “Los Herrán, una saga vasca”, aparece citada en un artículo del diario “Noticias de Álava“, del 31 de diciembre de 2007, en el que se hacen eco de la interesantísima vida de Joaquín Herrán; en otro artículo, del mismo mes de diciembre de 2007, que apareció en el Periódico Municipal de Vitoria-Gasteiz, también la mencionan. Joaquín Herrán, cuentan en ambos textos, nació el 21 de julio de 1846 en Salinas de Añana, en el seno de una familia que nuestro colaborador Javier Suso calificó, en diciembre de 2007, como “compleja“, a causa de los diversos casamientos que se registraron entre primas y primos de la misma.

Joaquín Herrán fue un hombre muy destacado en la vida cultural, política y económica de Vitoria a finales del siglo XIX; con 25 años, en 1871, vino a vivir aquí, y llegó a ser, durante tres meses, desde el 8 de octubre de 1873, alcalde de la ciudad, representando al bando liberal. El golpe de Estado del general gaditano Manuel Pavía, que terminó, en la práctica, con la I República Española, en enero de 1874, finalizó con su labor como primer edil. No obstante, Joaquín Herrán, dejó una huella muy profunda también al margen de la faceta política: llegó a ser presidente de la sección de Artes del Ateneo de Vitoria y vicepresidente de la Sociedad Geográfica Vitoriana La Exploradora. Además, aficionado al canto, para el que “estaba bien dotado“, llegó a formar parte del Orfeón Alavés. Fue, además, impulsor de la Procesión de los Faroles.

Joaquín, como leemos en la información aportada por Javier Suso, fue el impulsor del Ferrocarril Vasco-Navarro, en el que, de hecho, puso en juego (y, en gran medida, perdió) su fortuna personal. Fue en 1880 , vemos en los artículos aparecidos en Noticias de Álava y en el Periódico Municipal, cuando Juan José Herrán el, tío de Joaquín, que era ingeniero de Montes, se lanzó a realizar “los primeros trabajos de campo para la construcción de una línea férrea entre Vitoria, Durango (donde podría enlazar con la conexión BilbaoSan Sebastián) y Estella-Lizarra“. El tren tendría un ramal hacia Arróniz y Lerín. Cuando el proyecto se encontraba ya avanzado, Joaquín Herrán solicitó y obtuvo, junto a Wenceslao Martínez, la concesión ferroviaria; a partir de allí, Joaquín se afanó en buscar financiación para un ferrocarril que no parecía contar, a tenor de los hechos, con la confianza de las diferentes instituciones locales. Fue en Inglaterra donde un inversionista atendió a su petición, y, con su ayuda, pudo formalizar, el 25 de mayo de 1886, la compañía AngloVascoNavarra Railway Company Limited, que contaba con un capital de 14.250.000 pesetas (más de 85.600 euros). Se cumplen 125 años, pues, de aquel acontecimiento. Pasados unos meses de aquello, dieron inicio las obras de la nueva línea, probada ya el día de San Sebastián de 1888 (el 20 de enero de aquel año, con una máquina, llegada desde la firma inglesa “Falcon”, que tenía por nombre “Euskalerria”), y estrenada un año después, con un recorrido entre Vitoria-Gasteiz y Salinas de Léniz.

Todo parecía ir bien encarrilado (nunca mejor dicho ;-)), pero lo cierto es que a partir de ahí comenzaron los problemas: los trabajos del ferrocarril se estancaron cerca de la localidad guipuzcoana de Eskoriatza, y, además, uno de los socios que promovía la construcción del “trenico”, la Banca Artola, entró en crisis. El Estado, valorada la situación, decidió incautarse del ferrocarril (en 1903, de manera definitiva), y, años después, en 1914, retomó las obras. Ahí jugó un papel muy destacado Eduardo Dato, otro insigne vitoriano, que apostó por el “trenico”. Los trabajos concluyeron, “con la creación de una línea entre Estella-Lizarra y Bergara“, en 1927. Para entonces, Joaquín Herrán llevaba fallecido 12 años; el 12 de junio de 1915, tras luchar en los juzgados por recuperar el ferrocarril, en una serie de pleitos que mermaron de manera muy notable su patrimonio y su salud, había muerto, sin poder ver finalizado su gran proyecto. Aquí tenéis una imagen suya:

Un retrato de Joaquín Herrán, que hemos recibido de Javier Suso.

El papel de Juan José Herrán

Juan José Herrán, por su parte, como apuntábamos, era ingeniero de Montes; nació en Salinas de Añana el 27 de diciembre de 1831 (quince años antes que su sobrino Joaquín); ya en la década de los setenta del siglo XIX, tras haber estudiado en Madrid y trabajado en Teruel (Aragón) y Pamplona-Iruña, quedó vinculado para siempre a Vitoria-Gasteiz. De la mano de su primo Fermín, y con el mismo carácter liberal que caracterizó a toda la familia Herrán, tomó parte activa en la vida cultural de la ciudad. En 1879, leemos en el libro “Los Herrán, una saga vasca”, de Juan Vidal Abarca, publicó, en la “Revista de las provincias euskaras”, un artículo titulado “Ferrocarril de Bilbao a Durango y Vitoria”, en el que manifestaba su apoyo a un proyecto que había pasado de largo en nuestra ciudad diez años antes, cuando la línea entre Bilbao y Miranda de Ebro, que pasaba por Orduña, no había contemplado una parada en Gasteiz. Juan José Herrán trabajó con gran ilusión en el estudio de la línea y su trazado, aun cuando su especialidad profesional no era esa. Su papel fue decisivo para el impulso del Ferrocarril Vasco-Navarro. El “trenico” no dio, precisamente, alegrías de índole económica, lo que llevó a Juan José a solicitar diversos préstamos y a vender e hipotecar gran parte de sus bienes. Falleció a principios del siglo XX totalmente desvinculado de la Vitoria que tanto le había desvelado.

Aquí os dejamos un retrato de Juan José Herrán y otro, caricaturesco, de su primo Fermín (que también hemos mencionado en el texto):

Juan José Herrán, tío de Joaquín.

Curiosa caricatura de Fermín Herrán, otro miembro de la "saga".

El “trenico”, el “Anglo” y el “Vasco”

¿Y el tren? ¿Ese Ferrocarril Vasco-Navarro que ocupó y preocupó tanto a la familia Herrán? En el portal guagua.com, según comprobamos gracias a la información aportada por Javier Suso, lo califican, “sin ninguna duda“, como la línea férrea de vía métrica “más importante que nunca ha existido en la Península Ibérica“. Sus 143 kilómetros de vía electrificada y completamente automatizada, apuntan, “hicieron de él uno de los trenes más modernos de la vieja Europa allá por los años treinta“, cuando el proyecto, fallecido ya Joaquín Herrán, fue asumido por el Gobierno de España.

Las estaciones por donde discurría “El Trenico” de Vitoria a Bergara, vemos en guagua.com, de la mano de Javier Suso, eran las siguientes: Vitoria-ciudad, Gamarra, Durana, Retana, Urbina, Villarreal de Álava y Landa, en Álava; entrando en Gipuzkoa por Salinas de Leniz, Marín, Mázmela, Eskoriaza, Aretxabaleta, Arrasate, San Prudencio, Bergara y Mekolalde. En la línea de Lizarra-Estella eran: Vitoria-norte, Olárizu, Otazu, Aberásturi, Andollu, de donde partía el ramal a Estíbaliz, siguiendo por Trocóniz, Gauna, Erenchun, Ullíbarri-Jáuregui, Laminoria, Cicujano, Maestu, Atáuri, Antoñana, Fresnedo, Santa Cruz de Campezo en Álava. Entrando en Navarra por Zúñiga, Acedo, Ancín, Granada, Muriera, Zufia, y Zubielqui, para terminar la línea en la estación de Estella.

Es importante destacar que el ferrocarril Vasco-Navarro tuvo muchos nombres: “En los primeros tiempos –cuentan, en guagua.com-, se le llamaba el Anglo, después el Vasco. En la zona de la montaña alavesa y en Navarra se le llamaba El Trenico, pero también se le llamó el tren cangrejero o el tren de los montañeros“.

El 31 de diciembre de 1967, el Ferrocarril Vasco-Navarro efectuó su último viaje, hace ya más de 40 años. Con su desaparición, quedó atrás toda una historia de proyectos, ideas, duro trabajo, inversiones y preocupaciones, siempre con Vitoria-Gasteiz con un papel protagonista. Con la ayuda de Javier Suso, hemos tratado de contarla, brevemente. Esperamos que os haya gustado ;-).

Jesus Elordui:

View Comments (3)

    • ¡Hola Javier!
      Me gustaría poder localizar y comprar el libro de "Los Herrán una saga vasca". Mi primer apellido también es Herrán y tengo curiosidad por saber mas de aquella familia.
      Me podrías decir donde lo puedo encontrar??

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