Es importante saber controlar la impulsividad poco recomendada de querer analizar y buscar responsables inmediatos del resultado obtenido. De no hacerlo, es probable que se lancen mensajes erróneos que haya que subsanar durante la semana siguiente. ¿Prevenir o curar?
Transmitir un mensaje constructivo. El jugador no deberÃa acabar la charla con un estado de ánimo peor al que tenÃa. Aunque el objetivo del discurso sea dar un toque de atención al grupo o crear un estado de incertidumbre para provocar una reacción en el jugador, no deben faltar las pautas que le ayuden a retomar la situación y le hagan ponerse el mono de trabajo con la confianza de que puede mejorar la próxima vez.
Sin embargo, cuando el discurso está orientado a felicitar al grupo por el buen trabajo realizado no debe obviarse transmitir el próximo reto, alterando si es necesario la confianza del deportista si existe demasiada relajación y buscando el nivel de exigencia adecuado para seguir mejorando.
Es fundamental saber encaminar la conversación post partido a un cierto estado de bienestar controlado evitando tanto la culpabilidad como el exceso de confianza. Puede tenerse como referencia que si el deportista se queda peor de lo que salió del vestuario, no se ha elegido ni el momento ni el mensaje adecuado.
Gracias, Ismael. SerÃa muy enriquecedor que comentarais si lo veis útil para ponerlo en práctica, si ya lo hacéis asÃ… E incluso si hay algo en lo que no estáis de acuerdo.
Leo con atención estos artÃculos que escribes. Me parecen muy interesantes.
Felicidades Ana.
Un saludo, Ismael