Comenzar este post hablando de una de las joyas del prerrománico astur es todo un lujo como historiador del arte y un lujo como joya arquitectónica.

La inscripción del altar que nos encontramos en el edificio nos da cuenta de la dedicación como iglesia del en principio palacio. Ramiro y su mujer Paterna, conscientes de la belleza del edificio y del paraje, ofrecieron su empresa arquitectónica a María.

El destino inicialmente civil de Santa María del Naranco se patentiza en su planta y alzado, ajenos a la traza común de los templos. Tratando de concretar un poco su finalidad primitiva, dentro del carácter palaciego, se acumularon sugerentes belvederes, pabellón de caza etc…

Esta arquitectura parte de un edificio cercano, tomando como modelo la “Cámara Santa “. Santa María del Naranco se alza sobre un zócalo que define la unidad del edificio con valor de podio clásico. Su planta, rectangular, consta de dos pisos, dividida cada uno de ellas en tres estancias.

Las estancias centrales reafirman el eje longitudinal. Las estancias laterales de la planta inferior carecen de bóveda y de comunicación con la estancia central. La planta central actúa visualmente con respecto a la planta noble a modo de basamento.

Planta baja: se cubre con bóveda de cañón sobre arcos fajones. Dichos arcos arrancan de un zócalo a muy corta distancia del suelo (recuerdo de la Capilla de Santa Leocadia).

Planta alta: presenta la gran sala central, toda ella cubierta con bóveda de cañón de medio punto, que apea en sus correspondientes arcos fajones, que dan a parar su peso en los contrafuertes exteriores. Esta sala central comunica con Oriente y Occidente, con sendas salas que son miradores abiertos al paisaje (belvederes). También existe una articulación de los muros por medio de arcos apeados por columnas sogueadas.

( VÍDEO DE SANTA MARÍA DEL NARANCO )