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El día después de la llegada de Brad Pitt a Donostia

Me he despertado, he abierto los ojos y he acercado mi oído a la ventana para comprobar si llovía o no. He empezado el día pensando que no llovía, pero nada, mi audición me ha dado una mala pasada. ¡Segundo día consecutivo del festival bajo la lluvia! Me he puesto como meta ver a Brad Pitt antes de que se marchase o pillar in fraganti a algún famoso. Tenían la misma intención las personas que, desde la primera hora de la mañana, estaban a las afueras del Hotel Maria Cristina. No era la única, no.

Rondaba una pregunta entre las personas allí presentes: ¿Dónde está Brad Pitt? ¿Está todavía en Donostia o ya se ha ido? Nada más llegar me he enterado de la mala noticia: Brad Pitt se había ido unos minutos antes, hacia las diez y media de la mañana, por la puerta de atrás del hotel. En la entrada principal del hotel le esperaban los fans y los periodistas más madrugadores, pero… nos hemos quedado sin verle. Se ha ido por la puerta de atrás y sin decir nada. Las malas lenguas dicen que el estadounidense no estaba apto para salir por la puerta principal. Parece ser que le sentó mal la última Coca-Cola que se tomó. La noticia corría como la pólvora. La noche debió ser larga y la resaca hacia mella en el cuerpo. No sé si es una leyenda urbana o es verdad, pero he oído que Pitt se ha presentado a desayunar con la misma ropa de ayer y que no olía precisamente a desodorante. Ai, Brad, que te hemos pillado: ¡que se te ha olvidado meter el desodorante en el equipaje!

Cuando me he dado cuenta que no le volvería a ver hoy, he empezado a rememorar lo vivido ayer. Sin lugar a dudas, la llegada de Brad Pitt a Donostia era el tema del día en todos los corrillos de la capital. Cada uno mostraba con orgullo, las fotos, videos o firmas del actor estadounidense. Era la hora enorgullecerse. Una de las cuantas que consiguieron la deseada firma, me ha enseñado el “garabato”. Como ya dije ayer la firma era simple, pero claro tenía su valor porque no era de un cualquiera. La mujer que me ha mostrado la firma me ha reconocido que estuvo esperándole desde las ocho de la mañana.

En los alrededores del Hotel Maria Cristina se notaba que era el día post Pitt. Vamos que era un día especial. En el espacio que hay entre el hotel y el teatro Victoria Eugenia había una pantalla enorme. En la citada pantalla han repetido una y otra vez el recorrido por la alfombra roja que hicieron Pitt y Tarantino y también las imágenes de la ceremonia del Victoria Eugenia. Sí, Brad Pitt nos ha dejado, pero seguirá dando de hablar.

Algunas ya se han puesto a pensar en el regreso del actor a la capital guipuzcoana. Hoy a la mañana, se escuchaban voces pidiendo que se le entregará el Premio Donostia. Y es que todo vale para que vuelva.

Unos van, otros vienen
No ha reunido tanta gente como Brad Pitt, pero mucha gente se ha acercado para darle la bienvenida al director chino. Ha llegado alrededor de la una a la capital. Recordad que viene a presentar su última obra, Taking Woodstock. Sin embargo, eso será mañana. Antes ha estado unos tres minutos firmando autógrafos y también ha posado delante de los cámaras antes de tomar el camino hacia las escaleras. Allí le esperaba Mikel Olaziregi el director del festival.

Maribel Verdú ha recibido el Premio Nacional de Cinematografía
En la calle andaba poco famoso (quitando a Ang Lee, claro está) y he entrado a la ceremonia de entrega, por si había algo más interesante. Me he encontrado con muchos periodistas y otros tantos políticos y actores. Allí estaban, entre otros, los actores Francis Lorenzo y Bárbara Goenaga, que fueron los encargados de dirigir la ceremonia inaugural de ayer junto a Edurne Ormazabal. También había una representación de la política vasca y estatal, ya que estaban presentes la ministra de Cultura Ángeles González-Sinde, Arantza Quiroga la presidenta del Parlamento Vasco, Rafaela Romero la presidenta de las Juntas Generales de Gipuzkoa o el alcalde Odon Elorza.

El acto ha sido breve, pero no por ello ha estado exento de emoción. Todo lo contrario. Maribel Verdú ha tenido que interrumpir su discurso debido a la emoción. No ha podido contener las lágrimas. Ha transmitido dulzura y mucha emoción e incluso a la servidora se le ha puesto la “piel de gallina”. Se ha mantenido muy sonriente en todo momento y ha ofrecido gestos de complicidad a los allí presentes. Ante todo, ha dado las gracias a todas los compañeros de profesión, amigos y familiares. ¡¡¡Enhorabuena Maribel!!!

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