¿Qué son las fisuras y las fracturas?

Tenemos de todos los tamaños y formas en nuestro cuerpo. Cumplen muchísimas funciones en nuestro organismo, como por ejemplo proteger nuestros órganos más importantes de fuerzas externas que puedan lesionarlos y proveer para los mismos órganos un marco de soporte, permiten desplazarnos de un lugar a otro gracias a su unión con los músculos (que, al contraerse, permiten el movimiento de nuestros segmentos), actúan como almacenes de minerales, energía y otras sustancias e incluso participan en el proceso de la audición. En este post te explicaremos los aspectos más relevantes de los huesos, las fisuras y fracturas y el proceso de curación de las mismas.

Hueso: ¿cómo está compuesto el tejido óseo?

Si hablamos en términos químicos, el hueso está compuesto por 2 sustancias: minerales (como el carbonato o el fosfato de calcio) y agua. Si hablamos en términos orgánicos, el hueso está compuesto por proteínas y colágeno. Todos estos elementos se combinan a la perfección, para hacer del hueso un tejido firme y resistente, pero a la vez elástico.

Al analizar el tejido de un hueso, podemos encontrar que existe una clara división, que aquí te explicamos con detenimiento:

  • Hueso compacto, también llamado hueso cortical (que proviene de la palabra corteza, ya que en la parte más externa del hueso es donde se ubica este tipo de tejido óseo). Es la zona del hueso más sólida, y es en donde los compuestos mencionados anteriormente se disponen a manera de láminas.
  • Hueso trabecular, reticulado o esponjoso (llamado así por la disposición que adopta el tejido, entrelazándose entre él mismo formando compartimientos, que visualmente se ve como una esponja). Este hueso se ubica en el interior de los huesos.

Dos preguntas que surgen al analizar el tejido óseo son ¿por qué el hueso no es enteramente hueso cortical? ¿Por qué el hueso no es enteramente hueso esponjoso? Y la realidad es que si el hueso estuviera constituido enteramente de hueso cortical los huesos serían muy pesados y por ende seríamos muy lentos. Por el contrario, si el hueso estuviera constituido enteramente por hueso esponjoso el hueso sería muy frágil a fuerzas externas, o incluso a nuestro propio peso, y se rompería con frecuencia. La distribución de hueso cortical (en la parte externa del hueso) y hueso esponjoso (en el interior del hueso) son la combinación perfecta para hacer nuestros huesos resistentes, pero ligeros.

¿El tejido óseo tiene células? ¿Cuáles son estas células?

El hueso no está compuesto sólo de sustancias que se combinan para formar la estructura resistente que es. El hueso es un tejido vivo, y tiene una gran capacidad de regeneración y reconstitución. De hecho, los componentes óseos se cambian constantemente gracias a distintas células ubicadas en el hueso. Este proceso en que las células óseas reemplazan los componentes se le conoce como remodelación, y participan:

Células osteógenas

Las Células osteógenas u osteoprogenitoras son células cuya función depende del medio en el que se encuentran (ellas son capaces de transformarse en osteoblastos o células codrógenas, pero todo depende del nivel de oxígeno que haya a su alrededor).

Osteoblastos

Son células que se producen de la diferenciación de las anteriores, las células osteógenas. Estas células forman la matriz del hueso a su alrededor, al punto en que quedan encerradas por el hueso que sintetizaron y disminuyen su actividad de formación de hueso (y aquí pasan de llamarse osteoblastos a osteocitos).

Osteocitos

Como se dijo anteriormente, son osteoblastos que han quedado dentro del hueso y han disminuido su actividad de síntesis ósea. Pero a pesar de estar disminuida, siguen produciendo hueso; realizando una especia de “mantenimiento” de la matriz que los rodea.

Osteoclastos

Los osteoclastos son células que provienen de la sangre. Los osteoclastos tienen como función acidificar el medio en el que se desarrollan para destruir y reabsorber el hueso.

Todas estas células trabajan en armonía y equilibrio: mientras el osteoclasto destruye y reabsorbe hueso, el osteoblasto y el osteocito produce hueso nuevo. Este proceso se mantiene a lo largo de la vida, al punto en el que cada 10 años nuestro esqueleto se renueva por completo.

¿Qué son las fisuras y las fracturas?

Tanto la fisura como la fractura una rotura en el hueso. Sin embargo, no son lo mismo. La fisura y la fractura se diferencian en:

  • La fisura no produce una pérdida de la continuidad del hueso, la fractura sí.
  • La fisura no es inestable (es decir, no existe el riesgo de que las piezas óseas se desplacen), por lo que no representa un peligro, al contrario de la fractura.

¿Cómo se repara el hueso ante una fisura o fractura?

Cuando existe una rotura en el hueso se produce inmediatamente un aumento de la circulación en la zona, para que migren al foco de lesión las células que se encargarán de limpiar la zona de los residuos y desechos y establecer las bases para la formación del tejido nuevo.

Una vez que se limpia el foco de lesión, se construye alrededor de la lesión un cayo cartilaginoso. Al ser cartílago, el tejido no es resistente y puede romperse con facilidad, sin embargo este tejido servirá a manera de base.

Al establecerse el cayo cartilaginoso, migran a la zona una cantidad de sustancias que fibrosan al cayo, haciéndolo cada vez más duro y estable. Luego se comienzan a depositar sales de calcio, a un ritmo muy rápido, lo cual termina de establecer un cayo óseo. Este cayo óseo es de un tamaño mayor al del hueso original, debido a que el depósito de sales se exagera.

Ya en la última fase se comienza a reabsorber la parte del cayo óseo exagerado, y se reduce y reduce hasta el punto en el que tiene el mismo tamaño del hueso original.

¿Qué herramientas de diagnóstico existen para determinar una fisura o fractura?

A pesar de que la evaluación de un paciente puede decirnos mucho acerca de la lesión, el examen por excelencia para afirmar si existe o no alguna alteración en el hueso es la radiografía (rayos X). De acuerdo al sitio donde ocurra la fractura se indicarán las proyecciones necesarias para establecer si el hueso está roto o no.

¿En qué debe consistir el tratamiento en fisioterapia para una fisura?

Años atrás, cuando se producía una rotura en el hueso, por muy pequeña que fuera, se le inmovilizaba completamente el segmento lesionado. Este pensamiento quedó en el pasado, ya que por la naturaleza de la fisura (donde la rotura del hueso es muy pequeña y se mantiene estable), se observó que una inmovilización completa hace más daño que brindar beneficios (las inmovilizaciones prolongadas traen como consecuencia dolor, pérdida de la amplitud de movimiento articular, pérdida de la fuerza y de la masa muscular, entre otras condiciones). Aquí te brindamos una alternativa al tratamiento de una fisura que se ha inmovilizado con férula o algún otro tipo de inmovilizador, para que las condiciones de tu paciente no se vean afectadas:

Día 1 al día 5 luego de una fisura

Del día 1 al día 5 puedes recomendarle a tu paciente que se retire la férula o inmovilización por lo menos 1 vez al día para aplicarse hielo en la zona de la lesión, un emplasto especial (hecho de arcilla verde, consuelda y clara de huevo) y pueda realizar ejercicios suaves de movilización.

Día 6 al día 10 luego de una fisura

Del día 5 al día 10 puedes recomendarle de nuevo a tu paciente que se retire la férula o inmovilización una vez al día, esta vez para realizar baños de contraste, movilizaciones (ya un poco más fuertes que en la fase anterior) y el mismo emplasto de la fase anterior.

Día 11 en adelante hasta terminar el tratamiento de una fisura (21 días)

A partir del día 11 puede recomendarle a su paciente retirar la férula o inmovilización una vez más una vez al día, continuar con los baños de contraste y avanzar a los ejercicios con carga (que no provoquen dolor).

¿En qué debe consistir el tratamiento en fisioterapia para una fractura?

Cuando se está ante una fractura es evidente que es necesaria una inmovilización, para mantener el hueso estable y que el proceso de regeneración ósea que te comentamos anteriormente se produzca con total normalidad. Sin embargo, la inmovilización hace que se pierdan muchas condiciones en el segmento inmovilizado. La introducción del movimiento en el segmento escayolado es siempre la mejor opción, ya que es un estímulo que beneficia a todos los tejidos.

A pesar de que la escayola no permite el movimiento, se debe de alentar a la persona a que mueva el segmento dentro de la escayola, y que el resto de las articulaciones que no estén involucradas en la fractura se muevan; por ejemplo: si la fractura fue en el antebrazo, alentar a la persona a que no deje de mover los dedos y el codo; si la fractura fue en el fémur y la escayola abarca todo el miembro inferior, alentar a la persona a que mueva la cadera y los dedos de los pies, y así.

Una vez retirada la escayola es momento de ponerse a trabajar sobre otros objetivos: reducción del dolor consecuente a la inmovilización, fortalecimiento, estiramiento, balance, equilibrio propiocepción,… Optimizar por completo el segmento lesionado.

Esperamos que este post te sea de ayuda o interesante. Te esperamos en próximas publicaciones.

ijunquera:

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