Rotura de ligamentos cruzados y su abordaje mediante el protocolo MEAT 

Sin duda la rotura de los ligamentos cruzados es una de las lesiones más comunes dentro de la comunidad de atletas y deportistas a nivel profesional o amateur, siendo temida por muchos, ya que, puede dejar consecuencias importantes una vez instaurada, llegando a causar mucho dolor y limitación, a continuación, se plantea un protocolo de tratamiento denominado MEAT que puede servir para abordar desde la fisioterapia éste tipo de afección

Rotura de ligamentos cruzados

Se puede decir, que éste tipo de lesión es una de las más comunes que se presentan en nuestro centro de rehabilitación y fisioterapia FisioClinics Bilbao, en donde podrás asistir en caso de padecer o sospechar la presencia de la misma para que nuestro equipo de fisioterapeutas intervenga en ello. 

En función de conocer un poco más sobre el protocolo de tratamiento planteado es necesaria la descripción de las estructuras anatómicas comprendidas a nivel de la rodilla. 

Anatomia de los ligamentos cruzados 

Se trata de quizá las estructuras ligamentarias más importantes del complejo articular de la rodilla los cuales se encargan de brindar una estabilidad pasiva ante los movimientos activos que se realizan principalmente durante algún gesto deportivo u otra actividad que involucre a los miembros inferiores, siendo los siguientes: 

Ligamento cruzado anterior 

Siendo un tejido grueso y dispuesto en dirección cruzada o diagonal dirigido en sentido anteroposterior partiendo desde el área intercondílea anterior en la tibia hasta terminar sobre el borde interno del cóndilo externo del fémur, el mismo se encarga de limitar los movimientos en sentido anterior de la tibia con respecto al fémur. 

Ligamento cruzado posterior 

Homólogo al anterior, parte del área intercondílea posterior por parte de la tibia y se dirige en sentido diagonal o cruzado en dirección hacia la cara externa del cóndilo medial del fémur, se encarga principalmente de limitar los movimientos de la tibia en sentido posterior con respecto al fémur. 

¿En qué consiste una rotura del ligamento cruzado anterior? 

Se puede decir, que es quizá una de las lesiones a nivel de la rodilla más común dentro de los deportistas, en donde generalmente influyen distintos mecanismos lesivos que involucran fuerzas de torsión y compresión en donde existe un movimiento de rotación en valgo o rotación en varo junto a una anteriorización de la tibia dado a una fuerza de tracción excesiva por parte del cuadriceps. 

Por lo general dicha afección requiere de la intervención quirúrgica para poder garantizar la reparación de dicho tejido, la misma se hace a través del injerto de un tendón muscular usualmente del semitendinoso o incluso del sartorio. 

Dentro de los principales síntomas que aparecen al momento de instaurarse dicha lesion se pueden resaltar los siguientes: 

  • Dolor agudo que se localiza a nivel de la cara anterior y medial de la rodilla, sobre todo ante el movimiento
  • Existe una constante crepitación e inestabilidad que por lo general se manifiesta durante la marcha. 
  • Se presenta una inflamación generalizada sobre la región de la rodilla. 
  • Existe un sentimiento de debilidad o pesadez al momento de realizar los movimientos de flexoextensión de la rodilla. 

¿En qué consiste una rotura del ligamento cruzado posterior? 

Comparado con la antes mencionada, se puede decir que no es tan común y está vinculada principalmente a accidentes automovilísticos en donde se evidencia una posteriorización de la tibia de manera excesiva combinada con un movimiento en sentido rotacional en valgo o varo, así pues ésta lesión puede traer consigo distintas manifestaciones clínicas dentro de las cuales se pueden incluir las siguientes: 

  • Dolor agudo y localizado que se generaliza en la cara posterolateral de la rodilla principalmente al momento de realizar la bipedestación. 
  • Inflamación presente a nivel de la cara posterior de la rodilla. 
  • Existe inestabilidad, quizá en menor grado con respecto a una rotura del cruzado anterior sobre todo al momento de realizar la bipedestación 

Es importante destacar, que generalmente éstas lesiones suelen venir acompañadas de otras que suelen venir en consecuencia como puede ser una rotura del menisco intraarticular o del ligamento colateral externo o interno, en lo que se puede denominar como una triada fatídica muy temida por los deportistas, dado a que suele significar el final de su carrera profesional. 

Generalmente suele influir también un factor psicológico que puede ser determinante al momento de poder regresar a la actividad deportiva debido a que existe el miedo de volver a recaer en la lesión. Estadísticamente no más del 40% de los deportistas que han sufrido ésta lesión vuelven a la práctica del mismo y solo un 15% puede lograr recuperar el mismo nivel que tenía antes de ella. 

Para lograr el diagnóstico fisioterapéutico de ésta lesión es necesario cumplir con distintas pruebas evaluativas, en donde se incluyen pruebas especiales como puede ser “Cajon anterior y posterior” o “Pivot shift” suelen ser de mucha ayuda para corroborar una lesión en dichos ligamentos, además de ello, se pueden hacer pruebas musculares y de estabilidad o apoyo unipodal y bipodal para verificar la presencia de algún desequilibrio o inestabilidad articular. 

Protocolo de tratamiento MEAT 

En la actualidad, han surgido distintos métodos y protocolos de tratamiento que han servido de mucha ayuda y al mismo tiempo se han ido modificando en función de otorgar al paciente una mejor intervención por parte del terapeuta, en tal sentido, se ha llegado al protocolo MEAT, siendo usado principalmente en las etapas agudas (hasta 21 días después de la lesión) e incluso en etapas crónicas (más de 21 días después de la lesión) en algunos casos, dicho protocolo propone principalmente un tratamiento que combina el ejercicio activo en conjunto a un abordaje pasivo. 

Asi pues, se describe a continuación: 

  • M (movimiento): En donde es necesario que el paciente sea capaz de mantener la movilidad de en éste caso la rodilla por más minimo que sea el rango, ésto con el objetivo de poder estimular los mecanoreceptores y lograr llegar a la analgesia. 
  • E (Ejercicio): Siempre es necesario para lograr una recuperación óptima, proponer un tratamiento activo a través del ejercicio terapéutico en donde se pueda buscar el fortalecimiento y a su vez la estabilidad articular necesaria. 
  • A (Analgesico): Se recomienda la ingesta de analgésicos y no antiinflamatorios en función de que la inflamación es considerada como un proceso natural necesario para el cuerpo y su recuperación. 
  • T (Tratamiento): Además del ejercicio terapéutico, es necesario la inclusión de alguna técnica manual como puede ser las movilizaciones intraarticulares, aplicación de agentes físicos, entre otras cosas. 
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