Askartza triunfa en un derbi de ferreas defensas

Derbi vasco en Primera División

Askartza – W.Navarra 7-5 (0-2,3-2,3-1,1-0)

Derbi vasco de alto voltaje que alcanzó temperaturas volcánicas, dejando una cierta sensación de déjà vu. Askartza se llevó de nuevo el gato al agua, como lo hizo también en los dos anteriores enfrentamientos ante W.Navarra – en liga y copa.

Los navarros salieron más entonados, conscientes de que la intensidad tenía que ser máxima para derrotar a los bizakainos en su propio feudo. Esa mentalización dió frutos en el primer período. El rigor defensivo de los de Manel Silvestre, junto con al aplomo y buen hacer del portero madrileño Diego Tebar – que vuelve al club navarro después de su primera etapa en Pamplona (2010-2012) – fueron la clave del impoluto primer cuarto de W.Navarra. Martín Chocarro con una medida parabola justo cuando se acababa la primera superioridad numérica visitante  e Iñigo Uarte de hombre de más, conseguido por el estadounidense Duncan James – un boya con presencia física tremenda – dieron una ventaja esperanzadora a los navarros: 0-2.

A Askartza le costó entrar en el partido, se le atragantó el buen orden defensivo del rival y se topó una y otra vez con el exinternacional portero de W.Navarra que militó en San Andreu la temporada pasada. Los bizkainos desaprovecharon sus tres superioridades numéricas y se quedaron sin ver puerta en el primer cuarto.

No obstante Joan Albella logró tocar las teclas adecuadas en el descanso para hacer reaccionar a su equipo y cambiar el rumbo del derbi. Todo empezó con una acción singular del laboratorio del técnico olotense. Al inicio del segundo cuarto, Askartza ganó el sprint, Jon Agirre se sumergió desde su mitad de campo y nadando por el fondo de la piscina sorprendió a la defensa navarra al emerger delante la portería de Diego Tebar. Luego recibió y abrió la lata para los de casa: 1-2. Un gol de pillos que levantó la moral a los bizkainos y poco después Askartza materializó su cuarta superioridad numérica mediante Kerman Laseca, acabando con clase en el palo: 2-2. Los leioztarras habían entrado de lleno en el partido y la  remontada no tardó de producirse. Peio Garaizar sorprendió con maquiavélica sutileza a Diego Tébar, apuntando a la escuadra más improbable y colocando allí con suavidad la pelota con un tiro en hipotenusa. 3-2!

Los tres goles seguidos de Askartza tocaron el orgullo de los navarros y su reacción no se hizo esperar. Un gran gol de lucha,  potencia y calidad de Aitor Rodríquez, con un defensa colgado en su espalda (3-3), dió inicio a otro arreón ofensivo visitante. El equipo de Manel Silvestre volvió a rayar al gran nivel que exhibió en el primer período. Poco antes del descanso largo, Daniel Zulaica dió otra vez la vuelta al marcador, con una extraordinaria vaselina para poner a los suyos por delante: 3-4.

Con 16 segundos de juego en el tercer cuarto Duncan James demostró que es imparable con el balón en la mano. Le filtraron un pase en la boya, giró a su marcador como si fuera una pluma y le hicieron penalti. Lo transformó sin miramientos Yosu Fernández, devolviendo la ventaja de dos goles de los navarros: 3-5. Así W.Navarra completaba un parcial de 0-3, dejando una sensación de equipo temible que ilusionaba a su gente y decidido a llevarse los tres puntos del derbi ante Askartza. Sin embargo los acontecimientos posteriores no confirmaron estas esperanzas. Primero se marchó por tres falta personales un jugador clave del equipo – Daniel Zulaica y luego vinieron 3 minutos negros para los navarros que echaron a perder el partido. Minutos en que apareció en escena su bestia negra Peio Garaizar.

El habilidoso y escuridizo jugador claretiano sacó el puñal y el bazoka, y puso el partido patas arriba. Primero niveló el marcado (5-5) con dos filigranas de faltas directas detrás de la línea de 6m. En este crucial momento  se fue del partido también por 3 faltas personales, la referencia en ataque del equipo navarro, el boya norteamericano Duncan James. Fue un serio golpe para las aspiraciones de los de Manel Silvestre y Peio aprovechó el estupor visitante, dando la vuelta a la tortilla al final del tercer tiempo, con un golazo de chut bizco (amagó para pasar a la derecha y remató por sorpresa a la izquierda, dejando clavado a Tebar): 6-5.

Con su poker de goles en el derbi, Peio suma ya 29 en total (6 de penaltis) en liga en 7 partidos y es segundo entre los máximos anotadores de Primera División, solo por detrás de David Acosta del Colegio Brains con 33 goles (10 de penaltis), pero marcados en 8 encuentros.

En el último cuarto las urgencias bloquearon a los navarros que sintieron en exceso el varapalo por ser remontada en dos ocasiones su ventaja de dos tantos. Ya sin la clave DD (Duncan y Daniel) el equipo de Pamplona se difaminó en ataque, cada uno hacía la guerra por su cuenta, sin acciones asociativas. Se buscaba potencia en los remates antes que colocación y se perdonó mucho, incluso las 4 superioridades navarras en esta parte. En esto tenía mucho que ver, por supuesto, el felino en la reacción portero de Askartza – Alejandro Camarasa, que  bajó la persiana de su portería en el cuarto período. Los de Joan Albella, apoyados en el incansable aliento de su fiel y entregada hinchada – una vez más el octavo jugador del equipo – apuraban las posesiones en ataque y aunque  tampoco pudieron presumir de precisión en sus remates, por lo menos sentían como el tiempo jugaba inexorablemente a su favor. En la 4ª superioridad de Askartza en el último cuarto, a 1,10 min. del final, un jugador de seda – Javi Estallo – firmó con parsimonia un escuadrazo mortal con color de sentencia definitiva: 7-5. No deja de ser curioso que en el partido de ida en Amaya en piscina de 30×20 m. se marcaron 26 goles (13-13) y ahora en la diminuta pileta de Askartza (25×12) solo 12 goles.

Askartza demostró una vez más que es imbatible en su feudo, aún en un día cuando el equipo no tuvo la habitual eficacia realizadora en ataque y le salvaron sus individualidades, así como el gran espíritu colectivo en defensa. Por su parte W.Navarra ofreció detalles de calidad, pero sigue siendo espumoso ya que es normal que necesita tiempo para la compenetración de los nuevos fichajes y de los jugadores jóvenes del filial, para adquirir regularidad y ascender a los puestos que le corresponden al club navarro por historia y prestigio.

AJD

Fotos: Patricia Revilla

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