n post escrito desde la experiencia, desde la mirada de la emoción y que lleva a compartir reflexiones.
Espero que los lectores conozcan que esta iniciativa del blog de inteligencia emocional está alimentada por un equipo de personas que formamos parte de una asociación llamada Consorcio de Inteligencia Emocional, CIE para los amigos. Hablar de nosotros tiene sentido porque voy a intentar reflejar como es el espacio en el que se cruza la emoción con la innovación. Un tema del que estoy ocupándome puesto que es el título de un taller que dinamizaremos en el Global Innovation Day este próximo 14 de Junio en Bilbao.
El CIE es una comunidad abierta de innovación en cooperación para contribuir
al bienestar y transformación social mediante el desarrollo de personas, equipos, organizaciones y entornos emocionalmente inteligentes. Es decir, nos asociamos para innovar. ¿Cómo es nuestro modelo? Pues uno muy líquido y en el que la emoción prevalece sobre la razón. Os pondré algunos ejemplos:
Pero nuestro modelo no es esa descripción que os he hecho. Nuestro modelo está construido con las herramientas emocionales que permiten generar energía suficiente p
ara acometer la búsqueda de soluciones a los problemas. Nuestro modelo no es un modelo, es la improvisación de un modelo que nos ha permitido vivir casi dos años y medio de utopía, y nos ha hecho llegar a generar una comunidad de casi 100 miembros entre personas y organizaciones. Nuestro modelo es generar espacios de colaboración que nos permitan vivir y crecer siempre que este crecimiento sea bajo el paraguas de nuestra identidad. Nuestro modelo no es exportable solo vivible, tal vez explicable…
Pensando en eso último se me ocurren algunas claves que pueden explicar que hayamos llegado hasta aquí:
Conexión. El gran valor de esta comunidad es la conexión entre sus miembros. Las personas compartimos lazos de relación pero también de afición, de deseo de aprender, de la importancia de la difusión de la aplicación de la inteligencia emocional en los distintos áreas de la sociedad. Esto nos une y hace que sea el magma desde lo que nace todo lo demás, desde lo que todo adquiere sentido.
Entusiasmo. El segundo elemento es también emocional. La energía para hacer por encima del cómo hacerlo e incluso del qué hacer. La comunidad es acción y desde ésta la conexión
regula las actividades, las propuestas.
Aprecio. Por último creo que las tormentas solo se superan valorando lo que somos, a los compañeros de viaje. No siempre se entiende así. Hay veces que los problemas dejan heridas y personas abandonan el proyecto. Pero equivocarse es un precio bajo que pagar si el aprecio es la moneda principal que rige las conexiones dentro de la organización.
No se si estoy pecando de partidismo, tampoco me importa mucho. Honestamente puedo decir que he participado en organizaciones con entusiasmo pero sin conexión, entidades con conexión pero sin aprecio, organizaciones con entusiasmo y conexión. Conozco otras organizaciones en las que habitan estos ingredientes, algunos de ellos, pero ninguna como el CIE en la que convivan con armonioso vaivén lo tres.
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Me ha parecido una aportación exacta de la situación emocional y método medial siglo XXI