Por Rosalia Peña Sarmiento
Cada uno es parte del equipo emocional de los otros, para bien o para mal; estamos siempre activándonos mutuamente distintos estados emocionales- afirma Goleman, no sin poca razón. Las emociones se manifiestan en lo fisiológico y relacional, de tal modo que la relación con los demás nos compromete más de lo que- a menudo- somos conscientes o estamos dispuestos a reconocer.
Descubrir los efectos que producen nuestras emociones tanto en el área personal, como en la interacción social posibilita el propio crecimiento. No cabe dudas, de que la familia constituye un referente grupal primario, y sucesivamente las relaciones que se van estableciendo a lo largo de nuestra vida pueden ser hitos importantes en nuestra expresión emocional, asociada a los múltiples aspectos de la vida.
Tal vez sea más evidente la transmisión de unas u otras emociones en actividades donde la preferencia, la experiencia, los deseos comunes unan a colectivos mayores de personas, por ejemplo, el deporte o en situaciones extremas o de gran presión social, como desastres.
Sin embargo, “el contagio emocional” va más allá, hasta nuestros contactos más fortuitos. La neurociencia parece corroborarlo con descubrimientos como el de las neuronas espejo, que establecen un vínculo intercerebral que permite no sólo entender a los otros sino también sentir como ellos . En palabras de Giacomo Rizzolatti, autor de este descubrimiento, el ser humano está concebido para estar en contacto y para reaccionar ante los otros.
Desde esta perspectiva, cabe preguntarse si estamos en el lugar adecuado, si estamos dando y recibiendo lo mejor. Como afirma el propio Rizzolatti: … Nuestra supervivencia depende de entender las acciones, intenciones y emociones de los demás…
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Mi opinión es que la inteligencia emocional es algo que entronca con la neurobiología, que más que una idea nueva es el resultado del poder enterder mejor cómo funciona nuestro cerebro. Consecuencia de estos descubrimientos, cuyos avances en los últimos tiempos están siendo extraordinarios, podemos apreciar cómo la idea de que somos seres sociales, de que necesitamos a los otros para vivir, tiene sus correlato en el funcionamiento de nuestro cerebro. Estamos preparados neurológicamente para ser empáticos, para entender al otro y entonces... ¿por qué no utilizamos mejor esa capacidad?. Utilicémosla para contagiar y contagiarnos de emociones positivas e intentar crear una sociedad mejor, con un mayor bienestar emocional para todos.
Creo, que los nuevos descubrimientos de la neurociencia, no hace más que corroborar que la comprensión del funcionamiento psíquico quedaría seriamente limitado si no se consideran las emociones, por este motivo, se observa un creciente interés por temas como la inteligencia emocional, bienestar subjetivo,que nos ayudan a conocer y entender, tanto nuestras emociones, como las de las personas con las que nos relacionamos y de esta forma, poder vivir todos cada día un poquito mejor.
Resulta que los mamíferos hemos desarrollado un modelo de supervivencia basado en el grupo. Sobrevivimos porque tenemos grupos de referencia que nos ayudan a crecer y a desarrollarnos. Sabemos, desgraciadamente por hechos concretos y dramáticos, que niños a los que se les alimenta en etapas iniciales del desarrollo y se les da cobijo pero carecen de contacto con figuras parentales, han llegado a morir. En otros casos, también extremos, los niños que sobreviven tardan mucho más en crecer, en empezar a hablar, en andar, incluso su talla es menor. Y todo debido a la falta de contacto con alguien que sientan cercano, de quien obtengan la relación que necesitan. es para pensarlo.
Actualmente, hablamos de una sociedad cada vez más individualizada, en la que apenas conocemos a quienes viven en mi mismo edificio. Sin embargo, paradójicamente cada vez son más las adicciones a las nuevas tecnologías que nos pemiten "conectarnos" al resto: teléfono, internet...
Desde bien pequeños somos capaces de conocer y contagiarnos de las emociones de los demás. Sino observar a un niño de pocos años cuando al ver que su compañero empieza a llorar, rápidamente es contagiado y rompe a llorar con él. todavía no ha nacido la empatía, pero la capacidad del contagio nos viene de los años en las cavernas. El Ser Humano es un Ser social, el cual necesita el contacto con el resto, pero la manera de comunicarse ha cambiado muchísimo, perdiendo ese contacto humano directo en muchos casos. Es inevitable?
Sería interesante que se profundizará en próximos blog en este tema.
para entender a los demás debere empezar a enternderme a mi mismo. al igual que para mejorar la realcion con los demas debere aprender a llevarme bien conmigo mismo
este tema para mi es muy importante ya que me permite convivir con mi en un ambinete de paz ,,,,y lo practicare en mi vida para asi aprender a valorarme y llevarme conmigo mismo
bueno es lo que buscaba pero esta finnno mas fino