El final de la influencia

Por Igor Fernández

“Percibir, comprender y regulas las emociones propias y las de los demás” (Fernández Berrocal, 2000). Ésta es una de las definiciones de Inteligencia Emocional e incluye un matiz que yo siempre he tenido que revisar: regular las emociones de los demás. Y esta revisión, tiene que ver con el hecho de que para regular las emociones de los demás, hay que contar con los demás.

Quienes estamos empeñados en echar una mano a quien nos lo pide, corremos el riesgo de que nos suceda algo que conocen muy bien los expertos del cuidado (profesionales o no), que es creer que todo está a nuestro alcance, que siempre hay algo que poder hacer para cambiar el estado de ánimo de otra persona, para que consiga mirar a la vida de otro modo, o cambie su forma de vernos a nosotros. Y a veces –muchas-, nos encontramos ante la desagradable realidad de que no importa lo que hagamos, porque somos incapaces de inducir el tan ansiado cambio. Lo cual pueden parecer malas noticias., y es cierto que muchas veces, esto se vive con frustración, desilusión e incluso decepción por uno mismo al encontrarnos incapaces de mover al otro para que cambie. Pongamos por ejemplo la confianza. El perder la confianza implica que algo se rompe en la relación, la cual deja de ser una relación de seguridad, previsible, para convertirse en una fuente de suspicacia que genera una necesidad de precaución en su lugar. “Me has defraudado, he dejado de confiar en ti”. El pobre desgraciado, o la pobre desgraciada que tenga que enfrentarse a estas palabras, tiene por delante un largo camino para crear de nuevo ese espacio en el que la sensación de seguridad pueda ser de nuevo vivida por el otro, y no tiene más remedio que esperar pacientemente y esforzarse en que las circunstancias sean propicias. Y todo ello porque es la persona que “ha perdido la confianza”, quien tiene que encontrarla de nuevo, y eso, va más allá de lo que el otro pueda hacer. Tiene que ver con un ritmo, y al igual que muchos otros tipos de relación, con una apuesta compartida.

Por tanto, y la parte buena de la historia, es que creamos cada día, conjuntamente todas nuestras relaciones, las cotejamos, relanzamos y retroalimentamos con quien compartimos, y consecuentemente, nuestra influencia tiene el límite de la voluntad del otro. Para mí, eso es maravilloso.

¿Cómo lo veis?

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  • Hay dos aspectos que me gustaría comentar al hilo de lo leído.

    Por un lado, cuando el otro día le daba esa misma definición a una amiga, ésta me respondió sorprendida:"Regular las propias emociones sí, pero ¿las de los demás?". En ese momento me hizo dudar pero ahora estoy convencida de que la Inteligencia Emocional supone también regular, o al menos influir, en las emociones de los demás. Imaginemos, por ejemplo, el caso de una madre. Esta madre puede saber regular muy bien sus propias emociones pero ¡pobre de ella como no pueda regular las de su hijo o hija! Seguro que eso pondría en peligro su propia regulación.

    Por otro lado, el tema de la confianza es muy oportuno. ¿Cómo conseguimos generar confianza? Para mí el único camino es la autenticidad y la coherencia, integridad se podría decir también, pero siempre tomando como base un profundo respeto por el otro. Creo que esto tiene mucho que ver con la inteligencia emocional, mucho más que las 'buenas razones'. Y por este camino parece que antes o después llegaremos a ganar la confianza del otro, ¿no os parece?

  • Yo también me apunto a una revisión de esa regulación. Creo que hace la frase redonda y lo cuenta todo...pero quizá se le ha ido la mano a su creador en un afán por construir el ritmo y completar el abanico de posibilidades.

    En cualquier caso, yo acentuaría también la propia confianza que, cuando se da generosa y honradamente puede construir un espacio compartido con nuestro interlocutor.

    Pero vamos, que en lugar de pretender regular a nadie, merece la pena aclararse uno y, sin empujones, mostrar su convicción que siempre resulta mucho más convincente.

  • hace tiempo estaba n la lic de comunicaciones y sentia k tood iba perfecto pryetos etc etc y con mis conocimientos de pnl ie erich from etc y mas k mis abuelos son judios me sneti super positivo tuve problemas familiares y aun k se k es mi culpa deje la carrera y ando n lic d derecho y si bien me va bien me cuesta mucho tener lapersonalidadk tneia antes y me frsuta y me duele y siento que ya no tnego ilusiones que puedo hacer me estoy muriendo....

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