COMPRENDER LAS EMOCIIONES: poder predecir su evolución

Conocer las emociones es la más cognitiva de las habilidades de la IE. Cuando queremos conocer las emociones tenemos que poder ponerles nombre, preguntarnos por las causas que las motivan, ser conscientes de qué emociones intervienen en las relaciones interpersonales para, a continuación, entender cómo varían, cómo evolucionan y finalmente integrar todo esto con el pensamiento. Como ejemplo David Caruso y Peter Salovey (2005:90) exponen que el enfado, fruto de un sentimiento de injusticia, de la sensación de que nos están tratando injustamente, puede comenzar por algo de frustración, crecer hacia insatisfacción resentimiento y enfado, pudiendo avanzar hasta la ira.

Como en casi todos los ámbitos del conocimiento, existe un lenguaje propio de las emociones que debemos conocer y manejar eficazmente. Cuanta más y mejor información emocional consigamos trasmitir a otra persona mejor serán nuestras relaciones por lo que es necesario además de ponerles nombre conocer sus componentes neurofisiológicos, conductuales y cognitivos. Sin embargo, no existe una única y clara clasificación de las emociones, aunque parece que hay acuerdo en hablar de familias de emociones, que llevan el nombre de las emociones básicas propuestas por cada autor[1].

Ese lenguaje nos tiene que servir para concertar las emociones con los hechos que las generan para encontrar las relaciones emocionales causa y efecto, Para ello será necesario conectar las emociones con los acontecimientos que las causan ya que entonces es cuando podremos conseguir la información que nos da el sentimiento de una emoción. Por otro lado, las emociones son muy complejas y muchas de ellas están formadas por dos o más emociones distintas, de diferentes combinaciones emocionales (ej. Desprecio: parte de rechazo, enfado y algo de felicidad). Las emociones son dinámicas y surgen y se desarrollan según su propia naturaleza y siguen un curso u otro según varíe su intensidad, duración, etc.

Las emociones son importantes porque trasmiten un significado sobre las personas y sobre el entorno y nos ayudan en nuestras relaciones aportando información sobre la otra persona y sobre nosotros mismos. Nos ayudan a comprender la complejidad del otro cuando vemos que en nosotros mismos se pueden dar emociones mezcladas, “dos o más emociones que suelen considerarse contradictorias” (Caruso y Salovey, 2005: 96): como cuando estamos felices pero un poco tristes a la vez. También nos ayudan a planificar el futuro mediante la proyección de posibles escenarios emocionales teniendo en cuenta las personas y hechos que intervienen.

Todo lo dicho anteriormente hace ver que las emociones surgen, varían, se mezclan, etc. y nosotros tenemos que tener una base de conocimiento sobre ellas. La mejora de esta capacidad incluye utilizar un lenguaje específico para poder etiquetarlas, conocer las diferentes familias de emociones, conocimiento lo que las causan, tanto las básicas como las sociales. También necesitamos conocer la intensidad que contienen, si son positivas o negativas en una situación concreta, las combinaciones emocionales que suelen causar y todo esto referido específicamente a nosotros mismos… y a los demás, todo ello para poder ser capaces de poder plantear escenarios emocionales futuros.

Algunos ejercicios que aconsejan los autores que hemos seguido para realizar estos post referidos la mejora de la inteligencia emocional como capacidad intelectual, David Caruso y Peter Salovey, además de profundizar en su estudio, son la creación de un vocabulario emocional propio, basado en nuestras experiencias. También aconsejan que se creen historias para representar la evolución que tienen algunas emociones y a su vez crear diferentes mezclas de emociones que vemos que sean posibles amparándonos, como decíamos antes, en nuestras propias experiencias.

Y ustedes…  ¿Cómo hacen para desarrollar su conocimiento emocional?

  • Bibliografía: CARUSO, David y SALOVEY, Peter (2005). El directivo emocionalmente inteligente. Madrid: Algaba, pp.  89 – 180.

[1] Ver clasificación de emociones de Plutchik, Ekman,  Izard, Tomkins, o de Rafael Bisquerra.

Rogelio Fernández Ortea

Profesor, investigador, consultor y conferencista...muchas cosas que se podrían resumir en una: un humanista. Un proyecto de humanista ocupado en el desarrollo de personas, entornos y organizaciones competitivas y saludables oirentadas por un comportamiento ético y social.

View Comments

  • Un abrazo Rogelio,
    Tus últimos post me están sirviendo de estudio para mi master sobre la exclusión social.
    Debemos conocer las causas que motivan las emociones, ¿cómo varían? y cómo influyen en nuestras relaciones interpersonales.
    Y diría yo, ¿qué efectos tienen, qué causan las emociones, qué decisiones nos hacen tomar?
    Ya sabes que aquí es donde yo veo una estrecha relación.
    Porque las emociones nos pueden ayudar a planificar el futuro, o a perderlo, y me gusta la utilidad positiva y optimista del conocimiento de las emociones a la que haces referencia con tu maravillosa frase : ser capaces de poder plantear escenarios emocionales futuros.
    En eso estamos, al menos yo mismo y en mejor camino con tus lecciones.
    Gracias amigo. Otro abrazo
    Javi

Share
Published by
Rogelio Fernández Ortea

Recent Posts

Arriesgarse a vivir

Llevo un tiempo con una melodía triste sonando en mi cabeza. No me imposibilita seguir…

3 días ago

¡Elemental, querido Watson!

Bajo el título “Este bebé con un casco tiene la clave para entrenar la IA”…

3 semanas ago

Algoritmos

Imagen de Chen en Pixabay Matrix (1999), Ready Player One (2018), Blade Runner (1982), Yo,…

4 semanas ago

Semana de COM-PASIÓN

Pensando en qué escribir en esta entrada, me topé varias veces con un término que…

1 mes ago

LA TORTURA DE LA DUDA

Una de las crisis existenciales más importantes del ser humano es la provocada por la…

1 mes ago

Sobre líderes y liderazgo

El pasado 27 de febrero tuvo lugar la conferencia “Liderazgo para la transformación social” organizada…

1 mes ago