Se trata de la denominación sociológica de un fenómeno de acumulación de bienes, riqueza o fama cuyo origen está en una cita en la parábola de los talentos de este evangelista: “al que más tiene más se le dará, y al que menos tiene, se le quitará para dárselo al que más tiene”
Este recuerdo se ha activado al ver algunos de los datos expuestos en el informe, y de su principal conclusión: el aprendizaje de adultos aún no es una opción atractiva, integradora, accesible ni flexible. Vayamos con las evidencias que sostienen esta conclusión.
¿ATRACTIVA?
En definitiva, como ilustra la parábola de los talentos “a quien más tiene más se le dará…”
Aprender soporta mal el imperativo. Más en edades adultas. Sin embargo, es tan inevitable, necesario y frecuente como respirar. A día de hoy, y a nivel de discurso, nadie cuestiona la necesidad de aprender a lo largo de la vida. Los datos evidencian un abismo entre el discurso predicado y practicado: recorren trayectorias paralelas y –como las líneas- no se encuentran ni en el infinito.
La inteligencia emocional tiene mucho que decir para reducir esta brecha, para guiarnos en esta deriva: hacer del acceso aprendizaje una opción más deseable, y universal, a lo largo y ancho de la vida.
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