Creencias y desarrollo

Hace bien poco una figura referente para millones de personas ha visitado el continente más desolado de la tierra. El Papa, Joseph Ratzinger, ha pasado los últimos días recorriendo varios países de África.

Lo que ha destacado de esa visita han sido, entre otras, las declaraciones relativas al uso del preservativo en esta parte del mundo, en la que alrededor de veinte de cada cien personas adultas son enfermas de SIDA. Quien conozca algo de la realidad de África sobre esta terrible enfermedad sabrá las consecuencias que el número 20 tienen en la vida real de las personas y el desarrollo de estos países. Y quién más y quien menos encontrará en las palabras de esta figura religiosa algo en lo que pensar. Sin entrar a valoraciones personales, que las tengo, me gustaría poner sobre la mesa algo que no es fácil de abordar.

Sabemos que lo que sentimos sobre la realidad que nos rodea está íntimamente ligado con las creencias que tenemos sobre distintos aspectos de ésta, pero ¿cómo podemos cambiar lo que creemos? ¿qué hechos necesitamos para dar un giro a lo que tan férreamente hemos confiado durante mucho tiempo? Es más ¿son hechos lo que necesitamos? Del mismo modo que cada ideología tiene sus visiones homogéneas de la realidad que se transmiten a sus seguidores, las personas funcionamos con creencias más cotidianas. Las adquirimos de otros significativos, que las utilizan para desenvolverse en el mundo y la mayoría de las veces las interiorizamos sin ningún tipo de tamiz racional. Probablemente la razón para esto sea que esta aprehensión de ciertas creencias sobre la vida, las personas o nosotros mismos, tenga lugar en momentos del desarrollo del individuo en los que todavía, la capacidad de discernimiento no está consolidada. Simplemente tragamos aquello que parece significativo, simplemente por el hecho de que nos lo transmite una figura de referencia.

Sin duda éste es un mecanismo maravilloso y necesario para que una niña pequeña pueda predecir lo que sucederá en un mundo que no ha tenido tiempo de explorar. A medida que pasa el tiempo y el cerebro madura estructuralmente, las funciones de razonamiento comienzan y empieza a ser posible el contraste. Por eso las creencias no son tan fácilmente modificables, aunque seamos conscientes de ellas.

¿Qué creencias son universales? ¿cuáles nos ayudan a ser más felices? ¿cuáles nos limitan?

Igor Fernández

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