Categories: Desarrollo Personal

Algo se muere en el alma


“Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va,
Y va dejando una huella que no se puede borrar.
(…)
Ese vacío que deja el amigo que se va
Es como un pozo sin fondo que no se vuelve a llenar”

Ayer recibía la triste noticia de la muerte por infarto de un amigo, y compañero de la Universidad de Deusto, Iñaki Beti Saenz.

La muerte no es un tema habitual de conversación, es algo de lo que no se suele hablar, a pesar de ser la única certeza con la que nacemos, de ser la necesaria contrapartida a la vida.  Ante la muerte de alguien nos suelen faltar las palabras; nos sentimos incómodos ante quienes lloran una muerte. El símil más bonito sobre la muerte que he oído nunca es el de la mariposa: “morir significa, simplemente, mudarse a una casa más bella, hablando simbólicamente, se sobrentiende. Desde el momento en que el capullo de seda se deteriora irreversiblemente, ya sea como consecuencia de un suicidio, de homicidio, infarto o enfermedades crónicas (no importa la forma), va a liberar a la mariposa, es decir, a vuestra alma” (Kübler-Ross, 1989: 23).

La Dra. Kúbler-Ross, hablaba de las cinco fases del duelo,  fases sobre las que se puede ir y venir: 1) Negación: uno se queda en estado de shock, no se hace a la idea de la pérdida, de que no se va a volver a ver físicamente al otro; 2)  Ira, enfado:  “¿por qué a él?”, “no es justo”, “estaba en lo mejor de la vida”…  que se puede aplicar sobre uno mismo o sobre los demás ; 3) Pacto: como la realidad es dura se intenta “negociar” para superar la vivencia traumática; 4) Depresión: la persona se sume en una profunda tristeza que puede tener síntomas físicos y psíquicos, el peligro está en que esta etapa se cronofique; 5) Aceptación: se alcanza cierta paz y la vida se impone poco a poco… Creo que yo todavía estoy en la fase de negación. Cuando le has visto a alguien el día anterior y estaba como siempre, alegre, vital, lleno de proyectos… es difícil pensar que ya no está… No obstante, también es momento para agradecer el haberle conocido, por lo compartido y lo aprendido… Ha sido una suerte. Un abrazo muy fuerte para ti Ana y para vuestra hija.

Empezaba con una canción y acabo con otra… ¡Hasta luego Iñaki!

“No es más que un hasta luego
No es más que un breve adiós
Muy pronto junto al fuego
Nos reunirá el Señor”
  • Bibliografía:

Kübler-Ross, Elisabeth (1989): La muerte un amanecer. Barcelona: Luciérnaga.

Arantza Echaniz Barrondo

Nací en Bilbao el 7 de julio de 1968. Madre de dos bendiciones: Xabier (1998) y Ander (2000). Doctora en empresariales por la ESTE. Orgullosamente profesora de ética de la Universidad de Deusto. Enamorada de la vida y de mi profesión. Amiga de mis amigos. Comprometida con hacer del mundo un lugar mejor. Firme convencida de que “Querer es poder… Creer es crear”. Una de mis mayores aficiones es ‘bloggera’ (http://echanizbarrondo.blogspot.com.es/).

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