en el que Riley, la protagonista, una niña que vemos nacer en la pantalla, así comienza la peli, está enganchada, casi permanentemente, a la emoción de la alegría, y en una primera lectura de la peli, muy facilona, parece que ésa es la emoción que nos debería mover a todas las personas, empezando por las más pequeñas,
no vamos a tardar mucho en observar que hay diferentes cuadros de mandos, el de mamá, y el de papá, en los que la emoción predominante es otra, en el caso de mamá es la tristeza, azul, y en el caso de papá es la rabia, roja,
y nos permite indagar qué motivos llevan a una persona a desarrollar una emoción dominante en su vida, generando una actitud tipo de respuesta a la vida y un temperamento (sanguíneo, flemático, melancólico y colérico),
una reflexión que me trae al recuerdo el MAT (Metamodelo de Análisis Transformacional), de Preciada Azancot, autora de 18 libros sobre esta materia, y de Arancha Merino, alumna suya, que escribe 2 libros relacionados con las emociones y la personalidad,
“haz que cada manana salga el sol”, y “descubre tu verdadera personalidad”, según el cual nuestra emoción dominante viene marcada por la emoción dominante de nuestra madre durante el embarazo,
si mi madre está triste mi emoción dominante va a ser la tristeza, si mi madre está triste mi emoción dominante va a ser la rabia, qué curioso, la emoción de mi madre es tan fuerte que yo no puedo lidiar con ella, y corro una.
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y para terminar una idea, con la que puedes no estar de acuerdo,
en la estructura cuaternaria de la persona (1 cuerpo físico, 2 cuerpo vital, 3 cuerpo emocional e identidad 4) resulta más fácil cambiar cuanto más nos alejamos de nuestro cuerpo físico,
por lo que va a ser más fácil cambiar un ideal que la fisiología de nuestro pie, por poner un ejemplo, o una emoción hacia alguien que un hábito de comportamiento.
Por cierto, una acción recurrente (una acción que pasa a ser un hábito) es lo que normalmente denominamos hábito, una idea recurrente (una idea que pasa a ser un hábito) es una creencia, y una emoción recurrente (una emoción que pasa a ser un hábito) es lo que habitalmente denominamos temperamento.
Hábitos, creencias y temperamento están en el nivel 2 de nuestra estructura cuaternaria, muy cerquita del cuerpo físico, por algo son tan difíciles de cambiar, que no imposible,
¿se puede cambiar un hábito y una emoción recurrente?,
claro que se puede, aunque nos va a costar,
¿qué te parece, lo intentamos?
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*Reeditado ya que fue publicado en este blog en marzo de 2016
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