El test de la golosina: cómo entender y manejar el autocontrol se basa en los resultados de un experimento clásico de los años 60. En un sencillo estudio se sometió a alumnas y alumnos de preescolar (4-5 años) a un duro dilema: elegir entre una recompensa en forma de golosina que podían obtener de manera inmediata (una gominola) y otra recompensa mayor (dos golosinas) si esperaban –siempre en la soledad de una habitación y al resguardo de miradas inoportunas- unos veinte minutos.
Me he sentido cómplice de quienes cayeron en la tentación sin esperar los 20’ de rigor y sólo cosecharon “una gominola”. Yo también nací impaciente. Al parecer, y según sus comentarios, tampoco el autocontrol es natural en Mischel. Me tranquiliza.
También me he sentido esperanzado por sus conclusiones: el autocontrol se aprende. Todo un mensaje para impulsivos y buscadores de satisfacciones inmediatas. Hay alternativas a caer en la tentación. Hay futuro. Y es que “Sé paciente” “espera”, son verbos que soportan mal el imperativo.
Como la compasión, también la “capacidad de demorar satisfacciones” es difícil de practicar y tan necesaria como respirar. ¿Cómo convivir en comunidad sin autocontención? ¿Cómo mantener equilibrios entre 7,250 millones de personas que habitamos este planeta sin autocontrol? ¿Cómo alcanzar las metas que nos proponemos o desarrollar la empatía tan necesaria para unas relaciones humanas y de apoyo mutuo sin él?
En opinión de Mischel dos son los sistemas en estrecha interacción dentro del cerebro humano que explican los resultados: uno caliente –emocional, irreflexivo, inconsciente- y otro frío –cognitivo, reflexivo, lento y esforzado-. La forma en que interactúan ambos ante las tentaciones determina la manera en que las y los niños contemplan las golosinas y reaccionan ante ellas. Un botín con 1 o 2 golosinas, será la recompensa.
Me ha recordado a Daniel Kahneman y su best seller Pensar rápido, pensar despacio. Kahneman, tomando como materia prima algo menos dulce que las golosinas (Daniel prefirió emplear los errores y sesgos cognitivos a los que somos adictos), también nos propone dos sistemas para entender la toma de decisiones:
La mayoría de nuestras decisiones habituales son obra del Sistema 1, que actúa de forma automática, intuitiva y nos permite desenvolvernos normalmente, aunque –a veces- también genera todo tipo de intuiciones erróneas. Solamente cuando entra en juego el Sistema 2, podemos intentar resolver los problemas difíciles.
Algunas conclusiones del estudio de Mischel:
¿Aplicaciones? Si queremos explicar el comportamiento emocional para mejorar el bienestar, la capacidad de demora de satisfacciones es una variable clave; condición del organismo que hace más probable o dispone a favor o en contra de la ocurrencia de muchos tipos de interacciones (tolerancia a la frustración, capacidad de esfuerzo, “el mundo a un clic”). Y –a su vez- es resultante de todas las interacciones entre la persona y sus entornos significativos.
Listen to the music (Doobie Brothers) En la era de la inmediatez vivimos nerviosos. Con…
Llevo un tiempo con una melodía triste sonando en mi cabeza. No me imposibilita seguir…
Bajo el título “Este bebé con un casco tiene la clave para entrenar la IA”…
Imagen de Chen en Pixabay Matrix (1999), Ready Player One (2018), Blade Runner (1982), Yo,…
Pensando en qué escribir en esta entrada, me topé varias veces con un término que…
Una de las crisis existenciales más importantes del ser humano es la provocada por la…
View Comments