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Entre supersticiones, palomas y entornos VUCA.

No soy alguien supersticioso. Al menos, no demasiado. No frecuento la adivinación; tampoco me la juego pasando por debajo de escaleras. Por si acaso …

Y ahora que vamos a estrenar 2019, procuraré comerme las doce uvas en la esperanza de disponer de otros tantos meses de prosperidad. Sin atragantarme en el intento. Llámalo precaución …

¿Por qué doce uvas? ¿Por qué cruzar los dedos o “tocar madera”? ¿A cuenta de qué estas supersticiones?

Enamorado del principio de la parsimonia (en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable) acudo a B.F. Skinner. Si hace unas semanas recurríamos a las bacterias donde podíamos reconocer patrones que anticipan comportamientos que el ser humano ha empleado en la construcción de la cultura(“Todo es más sencillo”)¿por qué no recordar sus famosos experimentos con palomas?

Al igual que las personas, las palomas soportan mal la incertidumbre y se aferran a falsas certezas. Este experimento ocurrió en la asepsia del laboratorio de Skinner: una avería provocó que el comedero se abriese aleatoriamente, independientemente de que la paloma picase en la tecla de respuestas (un interruptor para conseguir comida) o no.

De tal forma que la comida aparecía por efecto del fallo del relé y no por la presión del interruptor. En estas condiciones de aleatoriedad, las palomas “interpretaban” como relaciones de contingencia entre su respuesta y la presencia de alimento lo que no era más que azar. Así que, en cada caso, mostraban respuestas que no dudaríamos en definir como “supersticiosas”: daban vueltas sobre sí, agitaban las alas, picaban en un rincón de la caja, levantaban mucho la cabeza hacia arriba, etc.

¡Supersticiones condicionadas de manera accidental! ¡Los relés de la “Caja de Skinner” obraron este curioso aprendizaje!

2019. Nuevo año. Todo indica que nos moveremos en entornos VUCA (acrónimo inglés: Volatility, Uncertainty, Complexity y Ambiguity) que refleja lo impredecible del mundo actual: volátil, incierto, complejo y ambiguo. Convivimos diariamente con infinidad de rarezas que producen un tremendo impacto en nuestras vidas, y que solo son explicables “a posteriori”. Como aquellos cisnes negros descubiertos en Australia que desmontaron la creencia de que todos eran blancos.

Entornos VUCA plagados de cisnes negros que abonan el terreno a la superstición. En otro laboratorio -SXXI- con otros “sujetos experimentales” -nosotras y nosotros-. No son palomas. No son condiciones de laboratorio. No caigamos en la superstición.

¡Feliz 2019!

 

Javier Riaño

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