Si el pan hecho con harina de trigo es el más usado tradicionalmente en medio mundo, el pan de maíz es el más extendido en la otra mitad del mundo.
La nutricionista Gabriela Uriarte nos destaca que del pan de maíz, en primer lugar, se destaca el alto contenido en fibras que posee este cereal molido, así como la presencia de vitaminas A, B1, B5, C, E y K, además de una larga lista de minerales entre los que se destacan el calcio, fósforo, zinc, magnesio y potasio.
También posee un contenido en carbohidratos complejos y una buena dosis de aminoácidos y ácidos grasos esenciales, como el linoleico. Sus fibras resultan beneficiosas para prevenir trastornos digestivos, problemas como las hemorroides o el cáncer de colon, reducen los niveles de colesterol malo y el riesgo de padecer estreñimiento.
El pan de maíz también es rico en Calcio permite fortalecer todo el sistema óseo y estimular su crecimiento, así como los dientes, las uñas, el pelo. Fuente de Potasio, beneficia la salud cardiaca y el sistema nervioso, la estructura muscular y la liberación de adrenalina.
Por si todo lo anterior fuera poco, el pan de maíz contiene un carotenoide muy eficiente para fortalecer la función pulmonar y reducir el riesgo de cáncer en estos órganos, que se llama Beta-criptoxantina. !Ahí es nada! Aunque lo relacionemos más con países sudamericanos lo cierto es que en nuestro entorno la harina de maíz tuvo y tiene mucha relevancia ya que era el ingrediente principal de los TALOS que tanta hambre han quitado.