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Tras los pasos de Ruben Darío

Celebra el centenario de Rubén Darío siguiendo sus pasos por Centroamérica

Rubén Darío, el “príncipe de las letras castellanas”, el padre del modernismo en español, el inigualable poeta, nació hace 149 años en Metapa (hoy Ciudad Darío) y murió en 1916 en León. Nicaragüense desde la cuna hasta la tumba, en 1909 escribió: “esas cinco patrias pequeñas que tienen por nombre Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Honduras han sido y tienen necesariamente que ser una sola patria grande”.

Él fue un hombre de patria inmensa, cuyo hogar se repartió por todo el mundo y cuya vida dejó huella en Chile, España o Francia. Pero, antes que nada, Rubén Darío fue un hombre profundamente centroamericano, venido de esa tierra, emigrante entre esos países y narrador de ese mundo. Hoy proponemos un viaje siguiendo los pasos del poeta por esta región. Es un viaje diferente, con más de cien años de historia, que ayuda a entender algo más a ese hombre que perseguía a una forma que no encontraba su estilo.

Nicaragua, el país dariano
En Metapa estaba Rosa Sarmiento de pasada cuando se puso de parto y ahí vio por primera vez la luz Félix Rubén García Sarmiento, nombre real del poeta. En 1920, Metapa pasó a denominarse Ciudad Darío y hoy en día acoge la Casa Natal del poeta, convertida en museo, que conserva la estructura original con sus paredes de adobe y taquezal. Fue declarado Monumento Nacional en 1943 y está dotado de un auditorio al aire libre construido en el patio de la casa. Alrededor de la zona se encuentra el complejo natural de las Lagunas de Moyúa, con una gran riqueza natural.

En la universitaria y culturalmente fértil ciudad colonial de León, llena de leyendas y tradiciones, pasó su infancia Rubén. En la ciudad se encuentra el Museo Archivo Rubén Darío, donde vivió el poeta con sus tíos abuelos. Fue un lugar de reunión y tertulias de afamados poetas e intelectuales del siglo XX. Su catedral barroca, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2011, acoge hoy en día la tumba del poeta, al pie de la estatua de San Pablo.

El Salvador, un verso alejandrino
En 1882, Rubén Darío llego al salvadoreño Puerto de la Libertad. Tenía 15 años y quería casarse, así que su familia decidió sacarlo de Nicaragua.

El Puerto es uno de los destinos turísticos más representativos del país. Su muelle lleno de marisquerías, tiendas de artesanía y restaurantes dotan a la zona costera de un encanto especial para los visitantes. Alrededor, en el municipio de La Libertad, y recorriendo la carretera del litoral, se pueden visitar las playas de La Perla o Mizata, lugares paradisíacos ideales para el surf y el camping. Cerca también se encuentra el Parque Walter Thilo Deininger, la zona mejor preservada de un ecosistema de “Bosque Seco” en el país, con frondosa vegetación, espectaculares vistas al océano Pacífico y diferentes especies de flora y fauna.

Guatemala – Volviendo al Azul…
En junio de 1890, poco después de publicar en Chile la primera edición de su libro Azul…, Darío volvía a San Salvador a dirigir el diario La Unión. Allí también se enamoró y casó por lo civil con Rafaela Contreras. Su noche de bodas acabó en golpe de estado, y Darío, cuya relación con el presidente depuesto era la razón de ser de su presencia en El Salvador, se exilió a Guatemala.

El gobierno le ofreció dirigir el diario El Correo de la tarde en una época en la que Guatemala era cuna de la intelectualidad centroamericana. En sus círculos Darío trabó amistad con muchos escritores, entre ellos el poeta José Joaquín Palma, director de la Biblioteca Nacional. La Biblioteca Nacional de Guatemala había sido fundada en 1879. Ha sido traslada varias veces y en su interior se pueden ver murales con representaciones de códices mayas, mientras los relieves de hormigón en la fachada son obra del maestro Efraín Recinos.

Costa Rica, la llegada de un nuevo Rubén Darío
Rubén Darío y Rafaela Contreras vivieron solamente nueve meses en Costa Rica, pero les dio tiempo a tener un hijo. El poeta salvadoreño Francisco Gavidia contrató a Darío en el periódico La prensa libre y él, además, publicó numerosas colaboraciones en otros medios.
La ciudad de San José era, por aquel entonces un pueblo de casas de adobe y teja. Los monumentos existentes comprendían poco más que la Catedral, la Fábrica de Licores, el Hospital San Juan de Dios, el Seminario y el Hospicio de Huérfanos. Era todo tan pequeñito que Darío publicó un aviso en el periódico que decía: “Azul. Por Rubén Darío. ¡El libro de moda! Se vende en la Librería de Montero. Hay pocos ejemplares”.

Hoy en día, San José es una ubicación ideal para realizar cortos desplazamientos por los distritos Carmen, Catedral, Merced y Hospital, y admirar la arquitectura de Monumentos Nacionales de interés cultural, histórico o arquitectónico. San José también se caracteriza por una amplia oferta gastronómica, con pequeños restaurantes de comida local, y muy buenas opciones hoteleras.

Panamá, un breve soplo de aire
Las visitas de Rubén Darío a Panamá fueron fugaces. En este país se hallaba cuando supo que había sido nombrado, en 1893, cónsul honorario de Colombia en Buenos Aires, y allá partió. Durante sus rápidas estancias –estuvo tres veces- escribió sobre el desastre de la empresa Lessep a la hora de construir el Canal, y también se describió atraído por “la rica vegetación del suelo tórrido”.

Hoy en día el canal de Panamá es un lugar de visita obligada para el viajero. El centro de visitantes de Miraflores es una localización perfecta para observar lo que ocurre en él, cómo se abren y cierran las compuertas de las esclusas para dejar pasar a los buques. En sus alrededores se pueden realizar diversas actividades, desde visitas al mercado de mariscos hasta tours en barco por dicho Canal.

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