Por Carmen Farto:
Es la primera vez que escribo en este blog, en el que he entrado tantas veces para disfrutar de artículos y comentarios, agradezco mucho a José Antonio y a Yovanni la invitación para participar en él.
Mis primeras líneas quería que fueran dirigidas y dedicadas a mis alumnos de todos estos años. A los más pequeñines, a los que cada día trabajan por superar sus dificultades, a los que durante todos estos años han buscado un motivo para sonreír aunque ellos no eligieron el lugar donde les hubiese gustado vivir. Y muy especialmente a todos los alumnos y alumnas que pasaron por el taller de educación emocional durante los últimos cuatro años. Todos ellos han dado sentido a los conocimientos que durante estos años he ido construyendo.
Desde muy joven quise ser psicóloga y agradezco mucho el consejo de mis dos hermanos mayores para hacer también magisterio creo que ha sido una combinación muy acertada.
En mis años de formación fue muy importante para mí aprender, tener conocimientos, creo que siempre con la intención de poder ayudar después con ellos, pero esto realmente no fue un objetivo principal hasta que no empecé a entrar en contacto con vosotros.
Esos conocimientos no me enseñaron qué se sentía cuando uno de vosotros me abrazaba y me decía “qué bien hueles Carmen”, o cuando me contabais vuestros problemas y se me hacía un nudo en la garganta. Tampoco me enseñaron la impotencia que sentía al no poder ayudaros en muchos momentos. Todo esto lo he aprendido gracias a vosotros. Estos sentimientos que me habéis permitido conocer y sentir han sido el motor para seguir aprendiendo un poco más a cerca de cómo expresar y manejar las emociones.
En estos últimos años, dedicados muy especialmente al desarrollo de le Educación Emocional en la Escuela, ha sido para mi un objetivo principal formarme en el campo de la inteligencia emocional, porque pienso que un profesional que asume la responsabilidad de intervenir en el desarrollo emocional de otras personas tiene que tener una formación personal y profesional lo más adecuada posible. Las dos son imprescindibles.
Mis alumnos me han enseñado que no se puede trabajar en educación emocional sólo con conocimientos teóricos, es necesario ser capaz de emocionarte, pero además expresarlo y compartir esas emociones, algo que pienso que a muchos profesores, psicólogos, educadores que intervienen en el desarrollo de sus alumnos les cuesta hacerlo.
Pero además nuestra formación profesional no puede ser una tarea exclusivamente individual, es necesario que aprendamos juntos. El conocimiento no es solamente cuestión del pensamiento y la persona, sino de las relaciones que las personas mantienen; aprender implica mantener relaciones funcionales con el propio ambiente; y la buena enseñanza crea oportunidades para aprender a pensar y actuar en relación al ambiente.
Para finalizar quiero animar desde aquí a todos los que compartimos esta profesión a que os permitáis emocionaros cada día que entráis en el aula, y a formarnos juntos para poder ayudar a nuestros alumnos en su desarrollo emocional. Esta será la llave de su felicidad.
Esto además nos ayudará, (como cita San Francisco de Asís), a tener, más coraje para intentar cambiar las cosas que podemos cambiar, serenidad para aceptar lo que no podemos cambiar y un poco más de sabiduría para poder distinguir lo uno de lo otro.
¿Usted qué opina?
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¡ Hola Carmen ! Me ha gustado lo que has escrito. Estoy de acuerdo , es muy importante la educación emocional en la vida de todos y en especial en los niños, pues va a ser una herramienta muy importante para su vida futura.Pero ocurre que algunas veces te encuentras situaciones en la escuela, en las que te ves impotente . estoy pensando en este momento en un alumno y la dureza de su situación. Un abrazo
Carmen.
Recordando a San Francisco de Asis, recuerdo que fue el patrono de mi colegio en Ecuador y a las ensenanzas de su doctrina le debo mucho en mi vida personal. El enriquecimiento espiritual nos ayuda a ver la vida de forma positiva y buscar solucionar los problemas y superar las adversidades. Como madre de familia recomiendo a los lectores la oracion de la Paz de San Francisco de Asis, copiela y pongala en su hogar para que siempre sus hijos la lean y poco a poco pongan en practica:
Oración de Paz San Francisco de Asís
Señor, hazme un instrumento de tu paz;
donde haya odio, ponga amor;
donde hay ofensa, perdón;
donde hay duda, fe;
donde hay desesperanza, esperanza;
donde hay tinieblas, luz;
donde hay tristeza, alegría.
Oh Divino Maestro,
que no busque yo tanto.
Ser consolado como consolar.
Ser comprendido como comprender.
Ser amado como amar.
porque dando se recibe.
Perdonando se es perdonado.
Y muriendo a si mismo
se nace a la vida eterna.
San Francisco de Asís
†
Enhorabuena, carmen!Me alegro verte tan ilusionada con el tema, veo que sigues por el mismo camino.Sabes que comparto tus ilusiones y esperanzas sobre la necesidad de hacer extensivo el trabajo en el aula de la inteligencia emocional. Cada día estoy máscontenta de los resultados obtenidos en nuestros alumnos.
Animo y a seguir investigando.
Hola, Carmen:
Escuché tu experiencia en el Auditorio del Parque Tecnológico de Miramón el 16 de junio y fue toda una inyección de fortaleza y optimismo para mí, que también soy profesor y educador y que también quiero apostar por la inteligencia emocional como una alternativa a la educación excesivamente centrada en las capacidades cognitivas. Gracias.
PELLO
Llama poderosamente mi atenci'on el hecho de que hables de experiencias reales EN EL AULA, con adolescentes de carne y hueso poniendo en pra'ctica teorias en su realidad mas vital.
Podriamos conocer algo mas de esta experiencia concreta? Cual ha sido la evolucio'n de estos chicos y chicas? Como se han modificado y/o mejorado las practicas a lo largo de los diferentes cursos? y, sobre todo, como se plasma con ejemplos practicos y reales LA EDUCACION EMOCIONAL en una CLASE DE MAS DE 20 ALUMNOS ADOLESCENTES?.
Gracias por tu presentacio'n Carmen!.
Muchas gracias Carmen por deleitarnos con un artículo tan entrañable y lleno de conocimiento y experiencia. La educación emocional hoy día cobra una gran relevancia, no sólo en la escuela, sino también, en cualquier ámbito de las relaciones humanas.
Etoy completamente de acuerdo con tus reflexiones sobre la necesidad de expresar y compartir las emociones. Pienso que ello va a contribuir a una comunicación más auténtica, más amable, con el otro.
Las relaciones interpersonales de hoy día, desde mi punto de vista, están marcadas por el pragmatismo y la eficiencia, a la vez que se reprimen las emociones. Necesitamos un cambio de rumbo, es necesario construir un mundo, más amable y sincero y menos violento; que nos ayude a establecer una comunicación más autentica. Para eso, la inteligencia emocional es clave. No podemos desarrollar un clima de convivencia autentico, sin saber compartir y controlar las emociones.
lo felicito por su pagine y comentarios gracias por tomarme en cuenta
Muchas felicidades, por el articulo.La verdad, es que como reflexiòn personal, estoy de acuerdo con Fermin Jesus, uno de los comentaristas a tu articulo.tambièn tengo las mismas dudas, que otra copmentarista a tu articulo, ( Ana). creo, que con la reflexiòn del primero y las dudas de la segunda, quedaria habierta una puerta a un mejor entendimiento, entre las personas, ya que tanto la inteligencia, como las emociones., y que decir de las dos juntas ( inteligencia emocional), nos las deben enculcar desde la escuela.
Vivimos en una sociedad que privilegia los procesos tecnológicos y económicos por sobre los procesos sociales y culturales, en una sociedad competitiva que tiende a medir todo, a cuantificar todo, en el sentido de la producción económica , y no en el sentido de la vida misma, la felicidad del hombre, felicidad que no se puede buscar a través de google, además es una sociedad de procesos rápidos, inmediatista, que busca lo instantáneo, en este contexto, la educación también se ha visto envuelta en este tráfago de las mediciones, que busca resultados a corto plazo, dónde sólo importa el resultado por el resultado, dejando de lado los procesos. Frente a esta situación me surgen una serie de preguntas, desde mi experiencia de aula: ¿Cómo se miden los afectos?, ¿Cómo se mide lo TRASCENDENTE?, si es que se puede medir, ¿Cómo medimos el compromiso de los profesores con los procesos de aprendizajes?.. ¿Cómo medir el gesto o la mirada?, Cómo medir la adecuada frase de aliento en el momento preciso? (Situación común en nuestra sala de clase), ¿Cómo medimos el apretón de mano con el cual saludamos a nuestros alumnos? ¿Cómo medir nuestros los sueños como profesores?
Muchas felicidades por el articulo. Me siento muy identificada contigo.Quisiera no equivocarme , pero creo , que la mayoría de los maestros sentimos así. Me alegró mucho que recordaras a San Francisco de Asís