Inteligencia Emocional: Cerrando el círculo.

Es claro, público y notorio que la Diputación Foral de Gipuzkoa, y en concreto José Ramón Guridi, Diputado del Departamento de Innovación y Sociedad del Conocimiento , está apostando claramente por el desarrollo de la Inteligencia Emocional en diferentes ámbitos. Actuación que está siendo recogida con gran aceptación y admiración en todo el mundo. En una primera actuación se dirigió al ámbito educativo, posteriormente el familiar, el socio-comunitario y también el organizativo, preferentemente en empresas industriales. Estas vías de trabajo se siguen desarrollando en la actualidad avaladas por la evaluación que de ellas está haciendo la Universidad del País Vasco (EHU/UPV), pero el círculo estaba sin cerrar y es lo que ha pretendido ahora la Diputación apoyando un proyecto de intervención en IE orientado al pequeño comercio.

Las personas mantenemos continuamente una serie de relaciones contractuales que, muchas veces, pasan desapercibidas en nuestro frenético día a día. La compra del pan, la necesidad de una sartén que compramos en una ferretería, la elección de una camisa o de un vestido, de unas gafas, la compra de un paquete de tabaco para los que fuman, de unas tiritas para una heridita que nos hemos hecho… en fin, todas esas pequeñas cosas que compramos en nuestros comercios habituales y que van marcando, en muchas ocasiones, nuestro estado emocional durante el día a día. Señalar que estas relaciones son una de las que más impactan en las personas que vienen a visitar nuestra tierra y cuya impresión de nuestro país viene marcada en gran medida por este tipo de relaciones… había que cerrar el círculo para conseguir un entorno y una sociedad emocionalmente inteligente y éste es el momento del pequeño comercio.

Para conseguir esto, el desarrollo de habilidades emocionales en este sector de actividad tan importante en Gipuzkoa, y a sugerencia de la Universidad de Deusto en su campus de San Sebastián, el Departamento de Innovación ha aprobado una intervención en este sector. Liderado por esta Universidad, en los próximos meses se va a proceder a la formación de comerciantes para que puedan ampliar sus sistemas de atención al cliente y ventas mediante la aplicación de los principios de la Inteligencia Emocional en sus comercios. Se trata de una intervención que, como todas que realiza esta administración pública, será evaluada y contrastada para analizar la incidencia que ha tenido en las habilidades socio-emocionales de los participantes y por ende, en los resultados empresariales de sus negocios.

En los próximos días se procederá a entrar en contacto con las diferentes asociaciones de comerciantes para realizar una serie de charlas que tendrán como objetivo la exposición de la idea para, de esta forma, ir recabando las solicitudes de admisión para los comerciantes que quieran participar en este proyecto subvencionado por el Departamento de Innovación. Intervención que tendrá lugar en los meses que van de marzo a julio aproximadamente y que tiene como objetivo el mejorar en nuestros comercios sus procesos de atención al cliente y ventas y también mejorar las relaciones que todos los ciudadanos, tanto oriundos como foráneos, mantenemos con ellos.

Ni que decir tiene que estamos en momentos de crisis, con lo que cabe pensar que esta iniciativa contribuirá además a la mejora de un sector que está notando fuertemente su efecto en sus cuentas de resultados, en sus ventas.

Como ven, se cierra el círculo en cuanto al objetivo de crear un territorio emocionalmente inteligente: educación, familia, socio-comunitario, empresarial… y ahora también el pequeño comercio. Creo que es una decisión acertada, loable y que seguro tiene también repercusión en todo el estado y, como hasta ahora, más allá de nuestras fronteras… Esta es mi opinión, pero… ¿cuál es la suya…? ¿Se apuntarían ustedes a este proyecto? ¿Creen que el pequeño comercio necesita mejorar sus habilidades socio-emocionales?

Rogelio Fernández Ortea

Profesor, investigador, consultor y conferencista...muchas cosas que se podrían resumir en una: un humanista. Un proyecto de humanista ocupado en el desarrollo de personas, entornos y organizaciones competitivas y saludables oirentadas por un comportamiento ético y social.

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  • Así,a ras de tierra, es un buen termómetro para observar el buen trato y sus efectos positivos en la fidelización del público.

    La calidad en la relación más estrecha con el cliente -junto al aval de su trayectoria y reconocimiento- pueden anudar lazos de confianza que les permitan sobrevivir a los precios y golpes de efecto de las grande superficies.

    Mucha suerte en la tarea

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Rogelio Fernández Ortea

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