Estas coordenadas internas se forman con el tiempo, a lo largo de toda la vida, pero siempre en interacción, como decía más arriba. Prueba de ello es que, si nos paramos a pensar un momento, veremos que algunas de estas ideas parecen no estar actualizadas con quién somos hoy en día, parecen venir de otro tiempo, y aún así las seguimos escuchando y utilizando para explicar nuestras reacciones y manejar el mundo actual. Este tipo de ideas funcionan como definiciones, y como tales a menudo las damos por ciertas e inmutables, sin prestarle mucha atención a las circunstancias, en particular, las restrictivas. Por ejemplo, siempre he pensado que No se puede confiar en la gente, o que Soy un exagerado cuando hablo de mí, o que Tengo que esforzarme más que los demás. Estas conclusiones, sin duda estarán basadas en la experiencia, en una serie de comprobaciones, pero muchas de ellas no soportarían un ejercicio de estadística experimental. No se sustentarían a la luz de los acontecimientos aquí y ahora, y sin embargo, podemos comprobar cómo no son fáciles de cambiar y nos aferramos a ellas con lealtad. Y es que esta palabra, lealtad, explica algunas cosas ya que muchos de los lemas que escribía más arriba, a menudo se apoyan en la visión de alguna figura significativa en nuestra vida. Alguna persona importante que consideraba que La vida es esfuerzo, y nos presionaba para hacer las cosas perfectas, nos ayudó a sacar la conclusión Tengo que esforzarme más que los demás, o en aquella época en la que todavía no habíamos salido al mundo, esa persona que estaba esperando continuamente sospechando de la buena voluntad de la gente, y nos alertaba sobre la decepción, puso su parte (con la mejor intención, probablemente) para hacer propia la frase No se puede confiar en la gente.
Espero no ponerme muy críptico, pero quiero poner la atención en que aplicar nuestra inteligencia a las reacciones emocionales que provocan nuestras creencias sobre nosotros y el mundo, pasa por reconocer su origen, su compleja construcción, sus influencias, su utilidad y valor en un momento de la vida, ya que nos han permitido predecir, tener una consistencia y seguridad y cierta identidad. Eso sí, también nos merecemos comprobar si la vida sigue siendo así en la actualidad.
¿Cuáles son las conclusiones que te visitan hoy y te entorpecen? Si te remontas en tu historia, ¿cuándo crees que empezaste a darles forma? ¿Son palabras prestadas de alguien a tu alrededor?
Listen to the music (Doobie Brothers) En la era de la inmediatez vivimos nerviosos. Con…
Llevo un tiempo con una melodía triste sonando en mi cabeza. No me imposibilita seguir…
Bajo el título “Este bebé con un casco tiene la clave para entrenar la IA”…
Imagen de Chen en Pixabay Matrix (1999), Ready Player One (2018), Blade Runner (1982), Yo,…
Pensando en qué escribir en esta entrada, me topé varias veces con un término que…
Una de las crisis existenciales más importantes del ser humano es la provocada por la…