¿Cómo sería el amor emocionalmente inteligente?

Amor inteligente

Para la mayoría de las personas que conozco el amor, las personas que aman, las relaciones significativas o sentirse amado forma parte de lo esencial de su vida. A lo largo de los años conocemos el amor de nuestros padres y el de nuestra familia, conocemos el amor de pareja, la amistad o el amor a nuestros hijos. Por eso las marcas comerciales celebran la festividad de “San Valentín” recordándonos lo importante de decir cuanto de importantes son nuestros amores, eso sí con un regalo cuanto más caro mejor.

En este contexto espero que los lectores me permitais aprovechar la atención que estos días centra el amor para compartir algunas reflexiones sobre cómo debería ser un amor desde el punto de vista de la inteligencia emocional.

 

Lo que está y lo que no está bajo nuestra responsabilidad en el amor.

El amor es un sentimiento complejo. Hay una parte que escapa de nuestro control que es la que tiene que ver con su nacimiento, es decir, con quien nos inspira amor y sus misteriosos porqués. No elegimos enamorarnos, sencillamente lo hacemos. Muchas veces ni son el tipo de las personas que querríamos para nosotros, ni nos convienen, ni las circunstancias son favorables…pero pese a todo caemos rendidos de amor.

Como al igual que en el resto de las emociones lo que sí está bajo nuestra responsabilidad es lo que hacemos con nuestro amor, cómo lo gestionamos, hacia donde lo dirigimos, como lo alimentamos o lo dejamos morir… En definitiva, las decisiones que tomamos que afectan al amor para hacerlo crecer o para matarlo.

 

Consejos para amar mejor.

Amar no solo es un sentimiento, es también una acción inspirada en éste. El amor nos vincula, nos hace conectar y buscar cómo mantener y/o aumentar el lazo de unión. Por ello es muy importante usar las competencias emocionales para hacerlo mejor, para amar de forma emocionalmente inteligente. Es evidente que no podemos dar lo que no tenemos pero si podemos preocuparnos de aumentar nuestra capacidad para tener más que dar y ser más eficaces a la hora de amar. Desde esta perspectiva propongo algunas ideas para lograrlo, o al menos ponernos en el camino de hacerlo:

  • Aprender a distinguir claramente el amor en sus distintas modulaciones: la amistad, la atracción, la admiración, la simpatía o el agradecimiento, por ejemplo. Muchas personas interpretan que es amor lo que sienten y esta es su primera equivocación. Aunque no solo se trata de conocer con detalle qué diferencias tienen los distintos sentimientos del universo del amor. También es muy conveniente saber cómo se está moviendo o transformando, por ejemplo, si se trata de un enamoramiento inicial, de un amor maduro, o de desenamoramiento.
  • Saber establecer los límites del respeto y de la libertad del uno y del otro. Tener paciencia y saber, por contra, cuando no hay que esperar más o cuando ya no hay que dar más oportunidades. Es tan complejo como importante mantener un equilibrio entre el amor por uno mismo y el amor por el otro.
  • Expresar las emociones positivas vinculadas a la relación y hacer un arte de ello basado en la honestidad. No aprovechar la comodidad de disponer de un espacio de intimidad para volcar reproches, enfados y otras emociones negativas no vinculadas con la relación. Saber manejar la escucha y el silencio necesario para que la otra persona pueda expresarse, así como conocer los momentos en los que es necesario hablar y la importancia de hacerse escuchar.
  • Disfrutar del amor sin depender de él ni en lo personal ni en lo emocional. Justo la semana pasada lo explicaba Igor en su post sobre “Amame tanto que no te necesite“. Saborear lo que nos permite estar unidos, lo que el vínculo va construyendo. Vivir el amor en el presente, deseando que perdure, pero sin necesitar que el futuro dibuje la misma figura de la que gozamos hoy.
  • Compartir proyectos con los que seguir construyendo la relación. Se nos olvida que hay que regar el amor cada día, lo que significa ser generoso, sumar tiempo de calidad con la persona amada, así como ser hábil a la hora de dar apoyo.

 

Sinceramente más que un regalo caro lo que podemos hacer por quienes nos quieren y a quienes queremos, lo que podemos hacer por el amor que mueve nuestras vidas, es dedicarnos a hacerlo emocionalmente más inteligente, invirtiendo energías para aumentar nuestras competencias para amar mejor.

Pablo Cueva

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