Inteligencia emocional

“AMAME TANTO QUE NO TE NECESITE”

El titulo refleja uno de los objetivos más importantes si no el más, en el proceso de la educación en general y más concretamente en lo que hace referencia a la educación emocional.

Hablamos en este blog de la inteligencia emocional, de educar en emociones y a veces puede dar la sensación de que esté muy alejado de la realidad, pero educamos en las emociones todos los días, a todas horas y con todo:: con lo que si decimos y con lo que no decimos, con lo que hacemos y no hacemos, con los juegos, con el día a día, con la noche a noche, con nosotros y sin nosotros, con los demás y sin los demás, con los niños y sin los niños…y entre otras cosas, ¿porque es importante aprender a educar emocionalmente? por evitar uno de los procesos más dañinos que puede vivir la persona: la dependencia emocional.

Vivimos en un mundo muy rápido, consumimos todo lo imaginable, incluso emociones. Vivimos en un mundo tan visual, tan interconectado que el desarrollo adecuado y productivo de las emociones está siendo engullido por este ritmo endiablado de vida. Escucharos y escuchar lo que se dice en la calle, a los niños y las niñas, a los adolescentes, a los padres y madres, lo que dicen los anuncios, los youtubers, los vídeos, los programas, los anuncios de clínicas de estética, de coches, las fotos de los chavales y chavales subidas de tono que envían por las redes sociales a la multitud, las consultas de los psicólogos llenas de cuarentones y cuarentonas con éxito profesional pero tristes, internamente tristes, las drogas… y ver cómo sin darnos cuenta, muchas veces sutilmente (y no tan sutilmente) son mensajes que nos generan miedo a no ser aceptados si no somos solo para los demás, a no ser querido (que es muy diferente a no ser amado, querido denota posesión), a no ser suficiente, no ser digno de orgullo y admiración…y lo hacemos incluso con los niños y niñas. Preguntaros si esto que llamamos educación emocional no es ahora más necesario que nunca.

Hace años, trabajando con un niño de ocho años, le pregunté, en un momento dado, si su padre y su madre le querían y su respuesta me dejó planchado: “sí que me quieren, pero no les gusto” ¡toma ya! Ahí lo dejo.

Educar con este objetivo no implica como pueda parecer, educar para no necesitar a nadie y  estar solo, significa y busca  todo lo contrario. Es alguien que puede recurrir a los demás sin miedo, ni inquietud, que su fuerza y su amor interno son tan fuertes que no puede depender emocionalmente de alguien, pero sí, querer sin complejos, sin sentirse mal si no gusta o es criticado.

Frases tan comunes como: si te portas bien vamos  a la calle, solo te querrá la gente si…, tienes que darle un beso a aitite y amama aunque no quieras, etc. Alimentan esa dependencia emocional.

Hoy en día nos hemos vuelto tan visuales, tan “hacía fuera” que nos hemos olvidado de mirar hacia dentro y sentirnos bien con nosotros mismos. Somos tan “sociales” que nuestro bienestar depende de las consideraciones de los demás. No hace falta esperar veinte años a que construyan robots humanoides con inteligencia artificial, ya estamos empezando a crear humanos robóticos con inteligencia artificial.capsula-de-corazones_800

Para fortalecernos ante la dependencia emocional solo necesitamos una cosa: que nuestras personas de referencia: padres, madres, tíos, tías, abuelos y abuelas nos hayan amado por encima de todo con el único objetivo de hacernos sentirnos orgullosos de nosotros mismos y como ya escribí en el post de los Padres y madres conseguidores esto  no significa dárselo todo.

En mi trabajo veo a niños y niñas, jóvenes y no tan jóvenes con una gran dependencia emocional.  Solo hay que ver las noticias, los problemas que hay en las relaciones de pareja de los adolescentes, de las humillaciones de las personas que acosan, de las violaciones que se graban  y se comparten en el grupo de “amigos” o en una red social. Del aumento progresivo de jóvenes que contratan prostitución. Consumo una emoción y la tiro. Me aburro de ella y la desprecio y cuando la vuelvo a necesitar la vuelvo a consumir porque seguramente nadie me enseño a quererme (perdón a amarme)  ni a mí, ni a los demás.

Queremos que nuestros hijos e hijas sepan idiomas, ajedrez,  gimnasia, que sean buenos y educados, pero ¿les enseñamos a quererse (perdón a amarse) a ellos mismos?, a que se ¿sientan bien con lo que son?, ¿a reflejar lo que sienten sin sentirse culpables?, ¿a ser valientes en sus emociones?, ¿los amamos tanto como para que no nos necesiten?

La naturaleza nos brindó una gran herramienta para superarnos como especie y que muchas veces despreciamos y banalizamos por tenerla cerca y no valorarla. Creo firmemente en que cuanto más sepamos de las emociones, más probable es que nos salven algún día de este mundo artificial y banal hacia el que parece que vamos.

Releyendo este post, creo que me ha salido bastante catastrofista, puede ser, pero me parece que mis emociones han sido arrastradas por las últimas noticias que están dando en los medios. Para compensarlo y no parecer demasiado pesimista también he de decir, que me alegra ver a esos jóvenes que ayudan e intentan que el mundo que les toca y nos toca vivir sea mejor. Les doy las gracias a esas familias que les amaron tanto para no necesitarles.

Para acabar, os pido que de vez en cuando os toméis un momento, un segundo, miréis a esos enanos y enanas que nos miran expectantes y transmitirles y hacerles sentir que nos gustan.

 

 

 

 

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