Cuando hablamos de la calidad de la carne, no sólo hay que fijarse en el sabor del producto, sino que es muy importante saber cómo se ha alimentado al animal, si ha sido medicado de manera innecesaria y qué condiciones de vida ha tenido. Todos estos parámetros afectan de manera determinante en la calidad de la carne y la calidad de vida del animal. Por ello, debemos apostar siempre por la carne ecológica. De este modo, hoy, la nutricionista Gabriela Uriarte nos habla del pollo ecológico.
La normativa para certificar un pollo eco es estricta: se deben alimentar con pienso ecológico, no pueden estar medicados, salvo en casos muy extremos y en estos casos sólo pueden recibir medicación una vez, deben tener espacio para caminar, ocho horas de descanso cada día sin luz artificial y tienen que vivir al menos 81 días, que es el doble que los pollos convencionales.
Todo esto hace que la carne sea más oscura, un poco más firme, porque no contiene tantas grasas saturadas y los contenidos están mucho más integrados en la carne. Gracias a ello, el producto resultante es mucho más saludable y sabroso.
La recomendación de Gabriela: comprar ecológico es un acto de respeto animal, debemos procurar consumir menos productos de origen animal y, sobre todo, que los que consumamos sean ecológicos y de cercanía. Actualmente, es el tipo de certificación en la que más podemos confiar para adquirir la carne que ha sido producida en un entorno y con un pienso lo más saludables posibles.