Los lácteos probablemente sean el grupo de alimentos que más controversia generan en el mundo de la alimentación: existen posturas radicales en ambos extremos. Profesionales que prohíben su consumo y culpan a los lácteos de todos los males y aquellos que no conciben que una dieta pueda ser saludable sin lácteos. Según nos explica la nutricionista Gabriela Uriarte, esto en alimentación suele ocurrir cuando un alimento es neutro.
La realidad es que los lácteos no son ni imprescindibles ni la causa de todos los malos. Según Harvard, en un estudio publicado recientemente un alto consumo de lácteos parece no proteger de la osteoporosis por lo que la postura de que cuanto más lácteo mejor parece no ser la acertada.
Asimismo, un consumo moderado de 1-2 raciones de lácteos de calidad contribuyen a una buena salud ósea por su aporte en calcio y vitamina D.
Aunque no son la única fuente alimentaria. Se puede llevar una dieta 100% saludable sin incluir ningún tipo de lácteos en la dieta. Si sufres de intolerancia o no quieres consumir alimentos de origen animal, puedes conseguir una buena salud ósea consumiendo frutos secos, brócoli, no olvidándote de ejercitar la fuerza y tomando el sol.
La recomendación de Gabriela: compra siempre lácteos ecológicos y procedentes de vacas de pasto, ya que, si están alimentadas correctamente, impacta directamente en la calidad de la leche haciendo, por ejemplo, que aumente la concentración de ÁCIDO LINOLÉNICO CONJUGADO o CLA que se calcula que es entre un 300% o 500% más alta en animales alimentados con pasto.