Le encantaba esa prenda. Cada vez que se la ponía se miraba al espejo y casi se emocionaba. Ese trozo de tela le daba tanta prestancia que hasta le hacía parecer más listo. Se contemplaba desde varios ángulos y después, indefectiblemente decidía no salir a la calle con ella. Definitivamente con la boina parecía su padre.
Roberto Moso
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