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El Agujero Negro. Carrera

La vida sobre la tierra existe desde hace 3 a 4 billones de años, los mamíferos aparecieron sobre el planeta hace unos 230 millones de años. Los primeros homínidos dicen se desarrollaron hace unos 130 mil años.

En todo ese tiempo millones de combinaciones aritméticas han seguido jugando con las diversas químicas que finalmente, han hecho posible que en el organismo concreto de un ser humano concreto se creara, hace unos días, mi espermatozoide. Y ya veis. Un espécimen de mi promoción se me ha adelantado por dos décimas de segundo en la fecundación del óvulo. Joder que putada,  ¿ o no?

Roberto Moso

El Agujero Negro. Fotos

Hacía años que no miraba esas fotos y la sorpresa fue de órdago. En el rostro de su estricto padre descubrió la mirada de un niño atemorizado, escondido tras un bigote. La sonrisa de su madre, en esa imagen de la boda, no era tan radiante como antes la veía, era, en realidad, la de una adolescente insegura. Hasta John Lennon y Yoko Ono, tan ufanos en la foto del poster de su juventud, a los que siempre había visto tan sabios  le  parecían ahora dos pipiolos insolentes, haciendo travesuras. Primero la cigüeña, pensó, luego los Reyes Magos… y ahora la madurez.

Roberto Moso

El Agujero Negro. Derecha

Desde su bonita casa de derechas contempló su elegante coche de derechas presidiendo el suntuoso jardín de derechas. Después se sentó a cenar una cena de derechas servida por una cocinera pobre y de derechas y contempló satisfecho a su linda mujer de derechas en aquel salón tan de derechas. Antes de acostarse, como todas las noches agradeció al Dios de derechas de su infancia la infinita suerte que había tenido de ser un intelectual de izquierdas.

Roberto Moso

El Agujero Negro. Transgresión

De pronto sintió la tentación de la transgresión. Aquellos objetos le quemaban en la mano, aquellos contenedores estaban allí diciéndole “hazlo, hazlo”. Algo instintivo le empujaba a la desobediencia, a romper con la norma, a burlarse del poder establecido que le oprimía.

Giro la vista a la derecha, luego a la izquierda y finalmente se decidió. Presa de una intensa taquicardia, arrojó las pilas al contenedor de basura orgánica y se alejó a toda prisa del lugar, sintiéndose todo un canalla.

Roberto Moso

El Agujero Negro. Haz lo que debas

Esas imágenes le producían sentimientos encontrados. Jóvenes y no tan jóvenes en la casa ocupada. Gritos, pancartas, excitación, consignas, insultos, lanzamiento de objetos. No hace tanto tiempo que él estaba así, viviendo eso mismo intensamente, en aquel mítico gaztetxe que ocupó junto a otros audaces jóvenes de su generación.

Haz lo que debas”, decía Spike Lee y cantaban los Negu Gorriak. Él lo tenía y lo tiene bien claro. Hay que hacer en todo momento lo que se debe, y de un momento a otro habrá que cargar.

Roberto Moso

El Agujero Negro. Loop

Era un caso curioso. Todas las noches soñaba que tenía otra vida, en un lugar remoto, donde vivía solo, conocía gente excelente, asistía a espectáculos interesantes, y por la noche, rendido, soñaba que vivía en familia, llevaba una vida rutinaria y no salía ni conocía nunca gente nueva hasta que llegaba la noche, y soñaba que tenía otra vida en un lugar remoto donde vivía solo, conocía gente excelente…

Roberto Moso

El Agujero Negro. Hermético

Fue como su padre, impenitente castigador de mujeres, exaltador de valores tradicionales, patriota de su patria mental de lugares diáfanos, bien definidos, amenazados por un extranjero difuso de malas influencias, hincha de pocas contemplaciones, hombre de paso seguro y trémolo vozarrón arado a base de puros habanos.

Como su padre un día cambió el armario por el féretro sin que ninguno de los dos  mostrara la menor fisura.

Roberto Moso

El Agujero Negro. Diálogo

Aquellos dos desconocidos, llegados de remotos confines  se comunicaron durante horas con gran profundidad. No se conocían de nada pero de la forma más natural, iniciaron un intercambio de experiencias intenso y placentero, aunque con momentos también para el dolor y la melancolía. No tenían ningún idioma en común, y sin embargo los dos quedaron marcados para siempre por aquella conversación inolvidable entre saxo y batería.

Roberto Moso

El Agujero Negro. Estreno

Es su estreno ante el público. Nunca antes se había dirigido a una audiencia tan nutrida. Lleva días ensayando en silencio, ante el espejo, vigilando la dicción, las pausas dramáticas, la respiración, la distancia adecuada al micrófono. Mientras sube las escaleras  va notando como un fastidioso sudorcillo frio aflora en su piel. La suerte está echada. Tratando de disimular  los nervios proyecta su voz con cierto exceso de volumen: “Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses…”.

Roberto Moso