Chiloé, Una experiencia Ultratrail

Vive como Robinson en las islas bretonas

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Para vivir una aventura inédita, disfrutar de la naturaleza en el mar y desconectar del día a día del continente, las islas bretonas ofrecen un paréntesis intimista. Apartados del mundo gracias al mar, los alojamientos situados en islotes bretones deshabitados ofrecen un verdadero alto en el camino respecto a la vida moderna.

La casa del faro de la isla Louet
El faro de la isla Louet está situado en un islote rocoso a 350 metros de las costas de Carantec en la bahía de Morlaix en la provincia de Finistère. La antigua casa del guardián del faro ha sido renovada para acoger hasta a 10 personas. Desde la terraza equipada con una barbacoa excavada en la piedra, se divisan unas vistas panorámicas sobre el litoral bretón que recompensan a los robinsones. Se da preferencia al ecoturismo con reciclaje de los residuos y uso de paneles solares. Esta inmersión salvaje está accesible en barco desde Carantec para disfrutar de una o dos noches.

El fuerte del Petit Bé en Saint-Malo
El fuerte del Petit Bé y su vecino el fuerte National están frente a la costa esmeralda que se extiende entre Saint-Malo y el Cabo Fréhel. Aisladas del continente con marea alta, las fortalezas construidas por Vauban en el siglo XVII siguen restaurándose con mucha pasión y cuidado. Después de 33 años trabajando en la obra del fuerte National, Alain Etienne Marcel emprendió en 1999 la reconstrucción del fuerte del Petit Bé, abandonado desde hacía 150 años. El bretón dedica largas jornadas, cada semana, a su pasión por el patrimonio marítimo para dar nueva vida a estos edificios que pone a disposición del público y de los profesionales. Para eventos de hasta 10 personas o para pasar una noche romántica, el guardián del fuerte propone dejar y recoger a los huéspedes con su propio barco.

En plena naturaleza en la isla Milliau
En la costa de granito rosa, mar adentro frente a Trébeurde, unos diez minutos a pie son necesarios con marea baja para llegar a la pequeña isla de Millau. Con marea alta, la granja situada en el islote, que puede acoger hasta 17 personas en una de sus tres casas rurales, queda totalmente aislada del continente. Una verdadera aventura de Robinson para los afortunados que se convierten en dueños del lugar por una noche o algunos días.

crtb-ac1188 LECUILLIER Guillaume - R+®gion Bretagne 2006
Una granja familiar en la isla de Quéménès
Perdido entre la punta del Finistère y la isla de Ouessant, el islote de Quéménès permaneció abandonado durante mucho tiempo. En 2007, una pareja joven decide instalarse en las tierras del Conservatorio del Litoral. Desde aquella fecha, Soizic y David han tenido dos hijos y desarrollan una granja insular. Las ocas viven con Gaston el cerdo y los 50 carneros. Esta familia de robinsones cultiva también patatas, recolectan las algas comestibles y encuentran tiempo para acoger a los turistas durante 7 meses al año en su casa de huéspedes. Anteriormente sin agua ni electricidad, hoy la isla de Quéménés es un modelo de desarrollo sostenible: un aerogenerador y paneles solares aseguran el abastecimiento de energía y el agua de la lluvia es recuperada y tratada. ¡Quéménès es una experiencia fuera de lo común sin televisión ni wifi! Los tres alojamientos pueden acoger hasta a 10 personas. + INFO

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