No es algo nuevo decir que el estrés y la ansiedad, las llamadas enfermedades del s.XXI, afectan a cada vez más personas y van a seguir afectando, desgraciadamente en los próximos años. No
El estudio de las emociones y la inteligencia emocional han demostrado científicamente que son herramientas muy válidas para la mejora de los diferentes dominios del funcionamiento personal, social y laboral de las personas. Más concretamente la regulación emocional es una habilidad que correlaciona muy positivamente con la mejor calidad en las relaciones sociales y el bienestar subjetivo (Extremera, Fernández-Berrocal y Durán, 2003; Gross, Richards y John, 2006; John y Gross, 2004; Lieble y Snell, 2004; Salovey, 2001).
Pero la regulación emocional, no tiene que ver única o exclusivamente con la regulación de la impulsividad (ira, violencia….), sino que también incluye la capacidad de expresar emociones, y hacerlo adecuadamente. Y es aquí donde encuentro cada vez más personas a mi alrededor con problemas para poder expresar sus emociones, para poder sacar eso que llevan dentro, para poder comunicar de forma adecuada como se están sintiendo o como les gustaría que las cosas sucedieran para poder sentirse mejor.
Este proceso, en ocasiones implica reflexionar sobre lo que se está sintiendo y mirar esta emoción “sin juicio”, como un observador. Analizar cómo es esa emoción, como se manifiesta en mí, cómo reacciono ante ella….vivir el aquí y ahora desde un punto reflexivo. En ocasiones deseamos huir de esa emoción (sobre todo si es negativa), la negamos (“¡¡No, no,…no estoy enfadado!!”), y la evitamos, pero frecuentemente aquello que negamos vuelve. Es como el dicho aquel que dice: “Aquello a lo que te resistes persiste”. Si es un sentimiento negativo del que quieres liberarte, el hecho de pelearte con él, de no aceptarlo, de no aceptarte a ti mismo con aquel sentimiento que no te gusta, hace que el mismo crezca y subsista.
Vivir la emoción además, también implica hacerla presente, a través de la reflexión, a través de la palabra o a través de la escritura. Y es aquí donde nos empezamos a mover en el terreno de la expresión emocional. Desde la reflexión somos más capaces de conocer cómo nos sentimos y por lo tanto tenemos más información que poder expresar. Por otro lado, el terreno de la palabra es el utilizamos cuando contamos a un familiar o amigo como nos sentimos, a modo de desahogo. Más allá del hecho de contarlo, si queremos entender mejor y trabajar de un modo más profundo sobre el tema, podemos tratarlo en el ámbito de un proceso de terapia o un proceso de coaching. Y por último, el terreno de la escritura, también nos proporciona un medio a través del cual expresar como nos sentimos de una manera más intima y sin restricciones.
En todos los casos tratamos de “sacar” esos sentimientos y emociones para poder gestionarlos de un modo más inteligente.
¿Y a ti cual es el que mejor te funciona?
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Gracias Roberto, claro y concreto como siempre.
Yo tal vez no las llamaría "negativas", sino más bien desagradables o generadoras de malestar, puesto que sirven y han servido de alguna manera también para la supervivencia del ser humano como especie.
En cualquier caso, muy de acuerdo con lo que comentas efectivamente, hay muchas técnicas o maneras de canalizar la emoción en nuestro beneficio.
A mi la que mejor me va es pararme 5 segundos. Cuando tengo conciencia de la emoción desagradable que siento (Ira o rabia, por ejemplo), me miro como en un espejo para ver qué me pasa y uso 5 segundos para respirar profundo, parar y tomar conciencia de lo que hago y por que lo hago. Esos 5 segundos son cruciales para responder y no reaccionar, en las circunstancias en las que esto es necesario para mi y va a ser más beneficioso.
Un abrazo!
Gracias Iñaki por tu comentario. Totalmente de acuerdo en llamar a estas emociones "desagradables" en vez de negativas. Esta claro que todas las emociones aportan algo, si bien, en terminos "coloquiales" es habitual hablar en estos términos, pese a que no sea lo más correcto.
Gracias también por tu aporte para la regulación de estas emociones.....
Un abrazo!!
Roberto, Iñaki... lo difiícil puede resultar estar atento a esas fracciones de segundo que conducen al secuestro emocional, a la pérdida de razón y a la actuación impulsiva, o bien a la respuesta más reflexiva, sin que te atrape la emoción. Si estamos atentos a esto, si la emoción no es tan intensa que nos permita tomar las riendas de la respuesta, entonces podremos ser emocionalmente inteligentes... también tengo que decir que a mi me sigue costanto mucho!!!! son milisengundos!!!!
Gracias compañeros!!!