Durante los últimos 15 años de mi vida, me he dado cuenta que he ido desarrollando dos pasiones, de dos disciplinas muy diferentes, pero con muchas cosas en común.
Siempre me ha inquietado el comportamiento humano, el conocer más a las personas, sus comportamientos, sus motivaciones, su forma de pensar, su forma de actuar…..y de ahí mi decisión de estudiar Psicología para profundizar en todos estos aspectos.
Por otro lado, siempre me ha gustado el deporte y lo he practicado en diferentes disciplinas, futbol, ciclismo, atletismo en su vertiente de lanzamientos (peso, martillo…); y ya desde hace bastantes años practico con asiduidad esto que se ha venido a denominar Running.
En el deporte, como en la vida, proyectamos lo que somos y recorremos los caminos de la vida de diferente manera, acorde con nuestra forma de pensar y de sentir.
Hay personas que salen a correr con el objetivo de ser los mejores, de mejorar cada día sus tiempos, de hacer cada vez carreras más largas, de correr cada día más rápido. Y en consecuencia entrenan, se apuntan a carreras, compiten con sus compañeros, compiten contra sí mismos desde el inconformismo y el afán de superación. Pero también hay personas que salen a correr para disfrutar, para encontrase mejor con ellos mismos, porque el deporte es salud, porque lo hacen con amigos, o simplemente porque se sienten bien haciéndolo. También tienen un punto de afán de superación, pero su espíritu es otro.
De un modo u otro, correr debe de ser un ejercicio adaptado a tu ritmo de vida, integrado como un elemento más de tu día a día, de tu rutina habitual. De otra manera sería difícil disfrutar de la actividad.
Pero además de todo eso, correr posee una gran carga simbólica y metafórica. Para mí, correr supone visualizar que avanzo, que me muevo, que lucho por lo que me importa, que me esfuerzo por cambiarlo y por ser mejor persona día a día.
Además en la mayoría de los casos, es una carrera interna, es decir, los corredores populares no luchamos por ganar a los demás, sino que luchamos por hacer la carrera que nos gustaría hacer, en relación a sensaciones, tiempo final….etc. Es una lucha interna, nos esforzamos por hacer una mejor carrera de la que habíamos hecho anteriormente. A nivel personal, tratamos de ser mejores personas de las que hemos sido anteriormente.
Todo este trabajo, requiere de un esfuerzo y una disciplina. En muchas ocasiones puede ser fácil encontrar una excusa para no cumplir con nuestro compromiso. Pero es ahí donde radica la verdadera satisfacción, en la superación de los retos y dificultades. Lo que se consigue de forma fácil, se valora menos. Ya lo expresaba Haruki Murakami en su obra “De que hablo cuando hablo de correr” del año 2010, cuando señalaba que “el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”, depende de uno. Que algo sea o no duro, es inevitable, pero sentir que puedes más o no, depende de ti y de tu nivel de exigencia.
El cambio personal no es fácil, del mismo modo que no es fácil correr un maratón, pero una de las principales satisfacciones en ambos casos es el camino recorrido y los aprendizajes del mismo.
Tener ambiciones y retos, sentirnos vivos, luchar, esforzarse, disfrutar…..es lo que nos hace vivir más plenamente, sentir de cada momento. Y lo mejor de todo, nunca es tarde para iniciar ese camino.
¿Te apuntas?
Llevo un tiempo con una melodía triste sonando en mi cabeza. No me imposibilita seguir…
Bajo el título “Este bebé con un casco tiene la clave para entrenar la IA”…
Imagen de Chen en Pixabay Matrix (1999), Ready Player One (2018), Blade Runner (1982), Yo,…
Pensando en qué escribir en esta entrada, me topé varias veces con un término que…
Una de las crisis existenciales más importantes del ser humano es la provocada por la…
El pasado 27 de febrero tuvo lugar la conferencia “Liderazgo para la transformación social” organizada…