De como el cuento corte de Gabriel García Marquez sale a la luz casi de casualidad.

gabriel garcía marquez

En nuestra vida, muchas veces otras personas son las encargadas de poner orden sin que nosotros nos demos cuenta. Desvalorizamos nuestros propios actos, y otro sin mas, rescata nuestra “producción deshechada” por decirlo de alguna manera. Sino, mirá esta historia de Gabriel García Marquez.

“Una noche de julio de 1955, el poeta Jorge Gaitán Durán llegó a mi cuarto de Bogotá a pedirme que le dejara algo para publicar en la revista Mito. Yo acababa de revisar mis papeles, había puesto a buen seguro los que creía dignos de ser conservados y había roto los desahuciados. Gaitán Durán, con esa voracidad insaciable que sentía ante la literatura, y sobre todo ante la posibilidad de descubrir valores ocultos, empezó a revisar en el canasto los papeles rotos, y de pronto encontró algo que le llamó la atención. “Pero esto es muy publicable”, me dijo. Yo le expliqué por qué lo había tirado: era un capítulo entero que había sacado de mi primera novela: La hojarasca –ya publicada en aquel momento-, y no podía tener otro destino honesto que el canasto de la basura. Gaitán Durán no estuvo de acuerdo. Le parecía que en realidad el texto hubiera sobrado dentro de la novela, pero que tenía un valor diferente por sí mismo. Más por tratar de complacerlo que por estar convencido, le autoricé para que remendara las hojas rotas con cinta pegante y publicara el capítulo como si fuera un cuento. “¿Qué título le ponemos?”, me preguntó, usando un plural que pocas veces había sido tan justo como en aquel caso. “No lo sé”, le dije. “Porque eso no era más que un monólogo de Isabel viendo llover en Macondo”. Gaitán Durán escribió en el margen superior de la primera hoja casi al mismo tiempo que yo lo decía: “Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo”. Así se recuperó de la basura uno de mis cuentos que ha recibido los mejores elogios de la crítica, y, sobre todo, de los lectores.

Gabriel García Márquez

(Aracata, Colombia 1928—)

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