Archivo de la categoría: Mitología y leyendas

cuentos, historias, leyendas, seres mitológicos

Programa del 17 junio 2012: paseando por el Gorbea. Mitos y leyendas.

gorbeaCarlos Otíz de Zárate, con su libro Mitos y leyendas del Gorbea, nos lleva a un paseo por los rincones mágicos de Euskadi. Historias de brujas, tesoros escondidos, costumbres mágicas, temores ancestrales…..

00:40: 58 Lectura de “A tientas” poema de Mario Benedetti.

01:01:00 Lectura del post “Nosotros y los otros” de mi autoría

Mikel Oihenart, segunda parte de la entrevista

ZugarramurdiY de la música etnopsicofónica, a historias de magia en Euskadi. Mikel nos cuenta el verdadero significado de la palabra Sorguina, y los origenes de una sabiduría popular que se fue entremezclando con la magia, las energías de la naturaleza….

Mientras que en Wikipedia nos explican la palabra Sorguiña diciendo:

Sorgina quiere decir en euskera bruja. Las leyendas las sitúan como asistentes de la diosa Mari en su lucha por hacer pagar cara la mentira, Mikel le da un giro al significado gracias a su conocimiento del euskera. Una entrevista en la cual le hemos comprometido a que nos continúe contando de los rincones y personajes mágicos de País Vasco.

PINCHA EL ENLACE PARA ESCUCHAR EL AUDIO

Música etnopsicofónica: entrevista a Mikel Oihenart

eguzkiloreEntrevistamos a Mikel Oihenart, un pionero en la difusión de la música etnopsicofónica. Como él mismo la describe, una música que tiene sus orígenes en paseos de su niñez por lugares mágicos de Euskadi. Sonidos de la naturaleza entremezclados con instrumentos típicos de País Vasco como vehículos para conectarnos con el “incosciente colectivo de su pueblo”.

PINCHA ESTE ENLACE PARA ESCUCHAR EL AUDIO

“El pastor del Gorbea” versión libre de Mikel Oihenart

GORBEANadie sospechaba del poder que tenía la alboka. Y supongo que vos tampoco. Te sugiero que escuches cuidadosamente,y si paseando por el Gorbea el se presenta, no dudes en darle lo que te pide. No vaya a ser que se llegue a tu pueblo…. y te deje sin tus mujeres.
Y siento el error cometido durante la lectura en directo de esta leyenda, al pronunciar inadecuadamente tanto el nombre del pueblo como el conjuro final. Poco a poco iré puliendo la pronunciación…..¡pero como cuesta!
El pueblo en cuestión es Zeanuri, un pueblo del interior del valle de Arratia (Puerta del Dragon) en la provincia de Bizkaia (Pais Vasco)

Versión libre de “El pastor del Gorbea”, por Mikel Oihenart

PINCHA EL ENLACE PARA ESCUCHAR EL AUDIO

Tartalo

tartaloA lo lejos, veo un caserío. No se si acercarme más. Es Tartaletxea. Hasta parece que me llega la brutal energía, salvaje y despiadada de sus habitantes. Un olor extraño, como a carne asada. Extraño digo porque no huele a ternera. Me ha dicho que es olor a carne humana.
Serán ciertas las historias de crueldad y terror que se cuentan de sus habitantes? Mientas sigo caminando para acercarme un poco más, me imagino al mítico personaje: Tartalo, inmenso con su ojo en la mitad de la frente buscando ovejas… y humanos.
Siento bajo mis pies más que un sonido… una vibración, como si algo botara una y otra vez contra el suelo. Afino la mirada, y allí lo veo, tal cual como contaban en algunas historias de Gipuzkoa, jugando, como a la pelota con una piedra tan pero tan grande que se necesitarían muchos forzudos para moverla. Hoy parece distendido… pero en algún momento, tendrá que comer.
Cuentan que en este caserío, en Tartalekea, vivieron los últimos cíclopes. Allí estaba Tartalo y un viejo cíclope que era tan pero tan viejecito que Tartalo le tenía que ayudar con un palo largo para levantar el párpado de su único ojo. El le cuidaba “cazando” alimento para ambos.
Su rebaño de ovejas, tenía el privilegio de pastar en la mejor zona.
Una de las tantas historias sobre este personaje, del cual se dice que más que vasco es un personaje proveniente de otros tiempos y otros lugares, cuenta que una vez, paseaba por estos lares un extranjero que no tenía ni idea del peligro que le acechaba. Inocencia que le costó más que cara pues fue a parar a Tartaletxea como una presa más.
Era poca comida, y Tartalo, salió a buscar mas dejando al extranjero bajo el cuidado del anciano cíclope. Lo amarró fuertemente, dejando una punta de la cuerda en manos del anciano para que de esta forma, pudiera controlarlo.
El extranjero, presuponiendo cual sería su fin, comenzó a intentar desatarse, aflojando poco a poco la cuerda. ¿Cómo huir de este gigante? Maquinó en su cabeza un plan y le dijo al anciano que tenía que satisfacer sus necesidades, vamos… que necesitaba mear.
El anciano consintió, y salieron de la casa. Ya entre los árboles, el extranjero que previamente había aflojado la cuerda, se soltó y la ató al haya en la cual, supuestamente estaba satisfaciendo sus necesidades. Y escapó. Cuenta el relato que el anciano, preguntó si le faltaba mucho, y al no tener respuesta, tiró con tal fuerza de la cuerda que arrancó al haya de raíz.
Muchas fuentes, consideran que este personaje, más que un mito propiamente vasco, es una herencia, por decirlo de alguna manera de la figura de Polifemo, el cíclope de la Odisea de Homero. Al igual que en la Odisea en la que el cíclope se queda ciego por propia manos de Ulises, en Euskadi se cuenta que Tartalo también quedó ciego por ese extranjero que le clavó en su ojo la vara de metal con la que atizaban el fuego.
Tartalo como símbolo de la amenaza. Tartalo, deforme, gigante, brutal, con un solo ojo que según Satrustegui simboliza la estrechez de su mirada. Un enemigo, que por sus propias características aparentemente fuertes, lo transforma en un blanco por su propia estrechez mental.

Las lamias

lamiaLa belleza de la juventud se manifiesta con fuerza en estos personajes: las lamias. Teniendo por hogar generalmente las orillas de lagos y ríos, también según se cuenta habitan en los bosque, fuentes… El agua les atrae, como si el sonido del discurrir del rio les dejara su mente casi en blanco pudiendo así estar atentas y relajadas a la vez.

Poseedoras de un peine de oro, peinan sus cabellos , generalmente rubios. A veces, cantan con una voz suave y melodiosa como la de sus primas hermanas las sirenas. Pueden pasar de esta aparente sutilidad a una ferocidad descomunal si se sienten engañadas por los mortales. Su día a día discurre entre cocinar pan, hilar, y a veces, preparando regalos para los humanos que si tienen suerte, verán como dicho regalo se les convierte en oro.

Seductoras por naturaleza, buscan quien les de su amor. Pero por lo que conocemos, nunca las parejas entre humanos y lamias llegaron a buen puerto. Cuenta una leyenda popular, que un joven se enamoró un día de una lamia. Día a día la relación crecía mientras se encontraban en la boca de una cueva que era testigo de un amor que tomaría rumbos inesperados. Fue allí donde el joven le propuso matrimonio… y la lamia aceptó.

Confiando el mutila en su madre, le contó lo que estaba viviendo, y esta con toda una vida encima que la hacía sabia en cuestiones de mitos, leyendas y amores, le sugirió que se fijara en los pies de su amada: ¿tenían forma de pies de pato o de cabra? pues entonces, dijo su madre… “cuidado…será una lamia.”

Las lamias, nos ponen por delante el tema del amor prohibido, del amor hacia lo diferente. Este amor entre hombre y seres que tienen parte de animal en su propia naturaleza, no es solamente propio de euskalerría. Ya en el tercer milenio antes de Cristo encontramos historias de mujeres con pies de animales y garras. Sus parientas, las xanas asturianas, las donas d´aigua calatanas o las mouras gallegas. Todas seres femeninos, seductores que pueden adoptar la forma de bellas doncellas. Belleza que no está acompañada de la felicidad sino por el contrario, tienen finales tristes y desgraciados.

Malévolas para algunos y benéficas para otros, las lamias se esconden entre el agua y los misterios. Aparecen cuando alguien se acerca , aunque de día, permanecen ocultas ya que el sol disminuye o anula su poder. La noche, es el momento de máxima expresión de su energía. Salen a lavar sus ropas o a peinar sus cabellos con ese peine de oro que pone en evidencia al ser tan deseado por las mujeres, la codicia del ser humano. Muchas historias nos avisan si sabemos leer entre líneas, de los peligros de robarles su peine. El peine para ellas es te diría, lo más importante que poseen. Tanto si se lo roban como si por descuido se lo olvida, ella siempre volverá para buscarlo. ¿Estará en su peine el secreto de su poder y este dato aparece oculto exprofeso?

Cuenta una historia de esas que se transmiten de boca en boca, más precisamente en Sanztegi, que un día un hombre estaba arando su tierra con los bueyes. De pronto, un buey se le escapa hacia el pozo de Lamiñosin, y de allí salió una lamia a la que se le enredó su cabello con los dientes del arado. El hombre, entre asombrado y asustado, le promete mantenerla y cuidarla y la lleva con el a su casa. Pero ella por más que lo intentaba, no podía hablar. Una noche, el hombre decidió hervir leche, y dejándola sobre el fuego se fue a la cuadra. Y cuando la leche empezó a subir porque hervía, la lamia asustada se escapó por la chimenea gritando “lo blanco sube… lo blanco sube!!!!!!!!!, dejando el peine tan preciado sobre la cocina.

Y al día siguiente, ella volvió usando su temida herramienta: la maldición. DEVUELVEME MI PEINE, DE LO CONTRARIO HARÉ PERDER A TU FUTURA DESCENDENCIA. Siempre lanzan de inmediato la maldición cuando les desaparece su peine de oro. Y siempre los seres humanos, deponiendo su codicia (vaya a saber si por miedo o por “revolución de su conciencia por haber robado”)lo devolvían porque sino, vivírían eternamente enredados en la desgracia.

Algunas fuentes dicen que se alimentaban con tocino, pan de trigo, leche y sidra, siendo esta dieta el secreto de su longevidad.

Otro de los relatos de transmisión oral, resaltan su generosidad cuando se les ayuda. Una noche, ellas fueron a buscar a la comadrona del pueblo, pues una estaba de parto. La comadrona, acudió en su ayuda, y cuando terminó con su trabajo, las lamias le ofrecieron un regalo. O mejor dicho, para conseguir ese regalo, le plantearon la opción de elegir entre dos ollas: una, llena de miel, y la otra llena de manteca. A pesar del consejo encubierto de las lamias, ella eligió la olla de manteca. Digo que encubierto, porque en ningún momento le dijeron que era mejor elegir la de la miel, sino que simplemente le preguntaron si estaba segura, una y otra vez.

Al día siguiente, la comadrona entendió el mensaje. Pues su olla con manteca, se había transformado en montones de monedas de plata. De haber elegido la miel, serían de oro… pero la elección ya había sido hecha.

Otro personaje más de la mitología vasca: las lamias. Mujeres jóvenes, hermosas, con largos y rubios cabellos que peinan con su peine de oro. Un personaje que nos cuentan de los amores entre distintos, de la codicia humana, y del poder de la maldición, su gran herramienta. No te quedes con su peine si no quieres que la desgracia te persiga.

Y porque existe la mitología?

Porque los hombres siempre creamos de acuerdo a nuestra religión o cultura figuras que trascienden nuestro plano? Y en su conjunto, conformamos una “mitología regional”, que cuando se compara con otras, siempre pero siempre tienen puntos en comun. Seguramente, en el corazón de todo hombre, escondemos los mismos miedos y anhelos, y depositamos al igual que hacemos en los sueños, como dicen los psicologos, usamos los mecanismos de defensa de desplazamiento y condensación. Y empapamos a una supuesta figura que vive en en imaginario colectivo, muchas de nuestras fuerzas interiores. La mitología y los mitos, nos sirven para explicar el mundo, o para darle una explicación a lo inexplicable. Y el pueblo vasco, tambpoco está ajeno a esto, generando una muestra extensa y rica que encierra en si misma a su propia historia. Confundiendose las historias reales con las imaginarias, todas fueron transmitiendose de boca a boca, generando siempre inquietud y curiosidad a la vez, y ocupando más de una noche de campamentos aquí en Euskalerria. Espero que sigan tus notas, y te cuento, que tu escritura, a mi me da para contestarte como verás en largo… que le vamos a hacer… euskalerria no me ha hecho perder el chamuyo.

Pistia 2: de donde viene la palabra?

Hablar de la Pistia, es hablar de un ser de leyenda. Habita en el monte Carrascal (y utilizo el presente pues luego de la fiesta… me ha quedado la duda de si existe o no)

 Algunos afirman que la palabra Pistia, no proviene del euskera. Y sin embargo, estaba presente la palabra entre  los aldeanos. Conviviendo en algunas zonas el euskera y el castellano algunos vocablos se pierden en esta zona no quedando claro de donde provienen.

 Y tal vez la palabra pistia sea una de ellas? Vendrá de bestia? Vendrá de alguna palabra en euskera? Lo que si es cierto, según recuerdan algunos vecinos de Kuartango, ni bien aparecía un animal salvaje y no sabían que era, se lo llamaba “Pistia”. Pero ni bien averiguaban que era, dejaba de ser pistia para ser lobo, o lo que fuera. Pistia, era la denominación que se le daba a todo animal del bosque que no se había identificado o reconocido.

 Basándonos en esto, podemos pensar que en Domaikia hubo un animal del bosque no identificado, y que quedó así sin saberse que o quien era. Ataques, ruidos, y la preocupación  de los aldeanos dio nacimiento a la Pistia de Domaikia. Si la Pistia existió o no, no lo puedo confirmar. Si puedo hablar del miedo real que tenían en tiempo pasado. Un miedo que les limitaba las horas de andar por el pueblo libremente por temor a ser atacados por este ser no reconocido. Conocedores como eran de la naturaleza, extraña que no encontraran otro nombre. Sería un ser que nunca habían visto? Pues seguro que reconocerían a un jabalí con sus pisadas, o el aullido de un lobo. Y si no eran esos animales…¿Qué era? Algunos piensan en un oso, pero esta teoría no está tampoco confirmada.

Pistia 1: Domaikia recupera en una fiesta popular una antigua leyenda

pistiaLlegar de noche, mientras la luz eléctrica poco a poco deja de ser protagonista para dar paso a las antorchas. Iluminados como en lo antiguo, para hundirnos en la leyenda de la Pistia. Ya seis años en los que Domaikia nos ofrece un espectáculo que nos lleva hacia lo antiguo. La leyenda de la Pistia, un ser mitológico que habitaba en el monte de Iruratxi o Carrascal. Llegar al pueblo a las ocho de la noche, cuando todavía la luz del verano ilumina, nos permite disfrutar del atardecer y del paso simbólico de “la luz a la oscuridad”. Un ambiente animado y ansioso, esperando una vez más. Y este pequeñito pueblo de 60 habitantes, se ve inundado de gente vestida a la usanza tradicional. Ni bien llegas, si nunca habías ido, te impacta tanta gente vestida con los trajes que los vascos usaban entonces. Los de “civil” (vamos a decirlo así) son los menos: pañuelos en la cabeza prolijamente atados, faldas de colores, albarcas, fajas apretando la cintura de mas de un mozo, las txapelas… Ambientan el lugar con su sola presencia. El sonido propio del lugar se enriquece con la txalaparta y las campanas que suenan rítmicamente. Habrá alguien que aprenda dentro de la juventud a tañir así las campanas? Los niños, todavía corren de un lado al otro entre risas esperando ansiosos a que venga la Pistiak. Sonrisa que luego en muchos se desdibuja viendo el espectáculo sobre los hombros de sus aitas porque cuando comienza la fiesta… los miedos ancestrales aparecen. Se cuenta que los lugareños de Domaikia, tenían un miedo que les estremecía de la punta de los dedos de los pies a los pelos de la cabeza. No querían caminar por las sendas del bosque de encinas. Eran pocos los que se atrevían a andar por el lugar. El atardecer, cuando el sol se ocultaba, era como la alarma o toque de queda pues nadie se atrevía a caminar por allí: nadie quería ser victima de la Pistia. Pero quien o que es la Pistia? Devorador de animales y personas, nadie puede definirle. Un pájaro inmenso? Un reptil? Un mamífero astado? Un híbrido horrible? Solo se sabe que allí en su cueva de Iruratxi espera al acecho de los viandantes. Solo la Virgen de Oro podía protegerles contra este ser de leyenda. Esta leyenda, había quedada olvidada en los rincones del pueblo. Solo la memoria de los mayores le conocía. Habiéndose perdido la costumbre de que los mayores cuenten sus andanzas alrededor del fuego, la leyenda tuvo que esperar. Digo tuvo que esperar, pues a pesar de que ya no hay abuelos que cuenten o madres que pidan que vuelvan antes del atardecer, la leyenda ha vuelto a cobrar vida. Hace 6 años ya, el pueblo año tras años sale a la caza de la Pistiak. Una fiesta popular en la que la gente sale a cazarla ritualmente. Bailes, akelarre, amonas contando historias de muerte y vida en medio de la penumbra, la Abuela Sabia repartiendo pan con chorizo, la caza de la pistiak, una fiesta popular que recomiendo el año que viene ir a participar. Contare en otras notas más sobre esto pues la noche de ayer, mientras intentaba escapar de la Pistia, encontré un cuaderno… y me puse a escribir. Por suerte, la Pistia no me ha encontrado.

PINCHA ESTE ENLACE PARA ESCUCHAR COMO EMPEZÓ LA FIESTA

https://www.youtube.com/watch?v=HPZhPm21MfI