El anciano, camina despacio por la calle, un inmenso cansancio surcándole el rostro.
¿Pero qué ocurre? Hace rato ha visto pasar varias dotaciones policiales con gran estruendo y ahora, al fondo de la calle, puede apreciar que están ardiendo varios neumáticos.
De joven le tocaron tres años de guerra, varios mas de posguerra miserable y una eternidad de dictadura militar sangrienta y vengativa. Ahora, tantos años después, ahí están de nuevo los cristales rotos, las consignas, el humo denso que hace saltar las lágrimas.
No ganasteis del todo. Piensa. Nadie nunca lo hará.
Roberto Moso
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