Pompas de papel

Hay autores excelentes que no se prodigan en esto del cómic, porque tienen otras fuentes de ingresos. Suelen pasar años entre una obra y otra, así que, como ocurre con casi todas las cosas buenas de la vida, en cuanto publican una novedad, la larga espera previa la convierte en objeto de deseo.

Uno de estos autores es el estadounidense Adrian Tomine, autor de magníficas portadas e ilustraciones para la prestigiosa revista The New Yorker. Californiano con raíces japonesas, cerca ya de cumplir los 40, Tomine empezó muy pronto, a los 17 años, en el mundo del cómic. Sus dibujos, cercanos a la “línea clara“, ilustran historias cortas, espejos de un mundo urbano donde la soledad, la incertidumbre o el desamor amenazan a sus protagonistas. Experto en retratar el universo interior de las personas, Tomine pronto se convirtió en autor “de culto“. Su obra, escasa, se ha publicado en castellano con cuentagotas. En 2005 y 2006 vieron la luz sendas recopilaciones: Rubia de verano y Sonámbulo y otras historias, y en 2008 su hasta ahora primera novela gráfica, Shortcomings, un éxito de crítica y público.

Y ahora, tras casi cuatro años de espera, llega el nuevo cómic de Adrian Tomine, y a ver cómo lo explico… Porque es una recopilación de historias cortas, pero también es una novela gráfica. Se trata, ni más ni menos, que el diario en el que el dibujante cuenta, con mucha ironía, lo que les ocurre a él y a su novia durante los meses previos a su boda. En origen, este cómic no fue más que un cuadernillo de 16 páginas que se entregó como obsequio a los invitados, pero luego Tomine decidió completar la historia, y abrir al público en general las puertas de ese período clave de su vida. Es así como somos testigos de la toma de decisiones tan arriesgadas como la lista de invitados, el banquete, las invitaciones, la organización de mesas, las flores, los recuerdos, la lista de boda. Todo un rosario de situaciones agobiantes, ridículas, tiernas. El pedregoso camino al altar se ve constantemente amenazado por las dudas, los amagos de discrepancia y por esa sensación tan habitual de “Dios mío, pero donde me estoy metiendo”… Sin embargo, al final, todo fluye y nuestro dibujante y su novia SARAH, se convierten en marido y mujer. Llamativo, por cierto, que no veamos ni una sola imagen de la ceremonia nupcial ni del banquete… Y una pena que la primera comida del nuevo matrimonio sean unas hamburguesas recalentadas.

Un cómic delicioso, este Escenas de un matrimonio inminente de Adrian Tomine, publicado por ediciones Sins entido, y que además apenas ocupa espacio, pues tiene el tamaño de una baldosa de 15×13 centímetros.

Iñaki Calvo