Y entonces ante el pasmo de todos los viandantes, la ciudad se fue llenando de pompas de papel. Divertidas pelotas de todos los tamaños que surgían a borbotones de las alcantarillas y caracoleaban cielo arriba. La gente las miraba boquiabierta, las niñas trataban de atraparlas, los niños de explotarlas. Ahí estaban todas, la pompa de Itxaro, la de Borges, la de Atxaga, la de Hornby… pompas antiguas, historiadas, góticas, modernistas, futuristas… pompas tristes, coloristas, especiadas, psicotrópicas, pompas rojas, negras, rojinegras, azules, amarillas, verdes, con txapela, con bombín, con pompones, con retintín. Pompas de cantar, de comer, pompas eternas, amadas, añoradas, inolvidables. Señoras y señores, Jaun Andreok. Zuekin: Pompas de papel.
Roberto Moso
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