Seguramente usted lo sabe todo sobre el último libro de Javier Cercas porque ha sido objeto de una campaña de promoción intensiva, en este mismo programa han podido escuchar una entrevista con él, y cuenta con el beneficio de ser un autor de fama gracias a sus libros anteriores, fundamentalmente Soldados de Salamina y Anatomía de un instante. Dice Cercas que este libro es el reverso de este último título que hablaba de las alturas de la política durante la transición, mientras que ahora cuenta las cosas desde el punto de vista del pueblo llano.
Reconozcamos que Cercas ha sabido retratar aquellos días del 78 en que él tenía la misma edad que el protagonista, y quién sabe si las mismas vivencias. Pero si nos quedamos ahí tendremos solo la mitad de la novela porque después de las experiencias juveniles de estos personajes, la acción se prolonga en el tiempo casi hasta la actualidad.
Pero, claro, la historia es muy potente, la acción no se interrumpe nunca, los personajes evolucionan correctamente. Cuatro detalles sobre el argumento: el protagonista es carne de acoso escolar pero descubre a un grupo de adolescentes que saben buscarse la vida. Fascinado por ellos, especialmente por una de las chicas de la banda, se suma a la cuadrilla. Se suceden las aventuras, los atracos, las fugas, las reflexiones ante el fuego de campamento, es un decir, el amor. Y las cosas se complican hasta el punto de que quedan cuestiones espinosas que aclarar. En la segunda parte nuestro héroe se ha convertido en abogado y vuelve a encontrarse intermitentemente con sus compañeros de correrías para acompañarles en la búsqueda de su destino.
Particularmente me parece mejor trazada esta segunda parte, quizá porque resulta más original, porque la dificultad de contar una versión nueva sobre este tipo de andanzas hace de la primera parte una historia excesivamente tópica. En la continuación la épica deja paso a la tragedia y las relaciones de los personajes van tomando un tono crepuscular y desesperado que le viene estupendamente al relato. Un detalle curioso es que resultan más brillantes las charlas con los testigos menores que las del protagonista, quizá porque aquellas son notablemente más cortas y eso hace que el autor las aborde con mayor entusiasmo mientras que las otras muestran una cierta fatiga por su longitud.
En cualquier caso, al margen de pequeños detalles, Las reglas de la frontera es una novela que, seguramente, gustará mas a aquellos que vieron la teleserie La frontera azul, la del Liang Shampoo, en televisión, aquellos que tienen ahora cincuenta años, que es la edad del autor y de los protagonistas del libro.
Félix Linares
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