“Las sociedades a las que pertenecen la mayoría de los lectores de este libro representan una pequeña parte de la diversidad cultural humana. Las sociedades que conforman dicha parte han logrado dominar el mundo no solo por una superioridad general, sino por razones específicas: sus ventajas tecnológicas, políticas y militares derivadas de los tempranos orígenes de su agricultura, que, a su vez, se deben a las especies vegetales y animales salvajes y domesticables productivas de sus respectivas regiones. A pesar de esas ventajas concretas, las sociedades industriales modernas no han desarrollado unos planteamientos superiores con respecto a la educación de los hijos, al trato a las personas mayores, a la resolución de conflictos, al hecho de evitar enfermedades como la hipertensión o la diabetes y a otros problemas de la sociedad. Miles de sociedades tradicionales han desarrollado una amplia gama de enfoques distintos para esos problemas. Mi perspectiva de la vida se ha transformado y enriquecido gracias a los años que pasé dentro de un conjunto de sociedades tradicionales: el de Nueva Guinea. Espero que nuestra sociedad moderna encuentre también muchos aspectos que puedan disfrutar y adoptar dentro del enorme abanico de la experiencia humana tradicional.”
En esta última obra, que entre una cosa y otra se acerca a las 600 páginas, compara diversos aspectos de sociedades tribales con la sociedad occidental, la sociedad organizada en estados. Se repasan aspectos como la manera de resolver conflictos entre particulares y en última instancia los modos de hacer la guerra. También los diferentes modos de establecer fronteras, cómo criar a los hijos, cómo se trata a los ancianos en las diferentes sociedades, las actitudes ante el peligro, y fenómenos tan importantes como la religión, el lenguaje o la salud. Tal vez el tema de la guerra sea excesivamente prolijo, pero todos los demás resultan muy interesantes ya que nos llevan a una seria reflexión sobre el modo en que hacemos las cosas, el modo en que vivimos y por ende, las soluciones que para el futuro estamos adoptando.
Diamond no se muestra determinista, pero advierte de la responsabilidad que tenemos y de las consecuencias de nuestras decisiones como individuos y como sociedad. Especialmente interesante para nuestra realidad es el capítulo relativo al bilingüismo, o mejor, al multilingüismo, del cual es fervoroso defensor el autor. Una obra que nos puede proporcionar muchas horas de información y reflexión, es decir, de placer. ¿Qué más podemos pedir?
Jokin Aldazabal
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