Pompas de papel

Antes de nada, hay que dar la enhorabuena, a la editorial Astiberri por haber publicado el cómic que hoy nos ocupa y a Javier de Isusi por haberlo imaginado y dibujado. He visto ballenas es el título de esta novela gráfica que, con gran honradez y sensibilidad, se adentra en el fenómeno de la violencia terrorista y de los efectos que tiene en las víctimas, sus familias y los autores de los crímenes. Todos muy diferentes, pero todos iguales, seres humanos al fin, que en un momento clave de su vida tomaron decisiones y 25 años después, bajo el peso del tiempo y la conciencia, hacen balance y les sale negativo.

Tomando como base un hecho real, uno de tantos que tiñen de rojo la historia reciente de Euskadi, Javier de Isusi desnuda ante nosotros a tres hombres: Antón, un religioso cuyo padre fue asesinado por ETA; su amigo Josu, que acaba militando en la organización terrorista, y Emmanuel, mercenario de los GAL ejecutor de dos activistas, uno de ellos el asesino del padre de Antón. 25 años después del crimen que marca para siempre a los dos amigos, Josu, que cumple condena en una cárcel francesa, coincide en prisión con Emmanuel. Entre ambos se establece una extraña relación: son totalmente diferentes, en apariencia incompatibles, pero ocurre que ambos han usado la violencia y han matado, y los dos se preguntan por qué, para qué y si realmente ha valido la pena. Y de forma paralela, en Euskadi, Antón, vicario general de su diócesis, sufre pesadillas, plagadas de escenas violentas. Él, que se inclinó por la vocación religiosa y que en el funeral de su padre dijo que perdonaba a los asesinos, siente, 25 años después, una agonía interior insoportable, la necesidad de expulsar algo que le está oprimiendo el alma.

Un drama humano, el drama de todo un país, lleno de diálogos, situaciones y momentos intensos que Javier de Isusi ilustra de forma admirable, utilizando la acuarela en tonos grises y amarillos que añaden emotividad y simbolismo al relato.

Y al final, al pasar la última página, toca pensar, analizar lo que hemos leído. Reconocer el esfuerzo intelectual y personal de Javier de Isusi y sentir que en Euskadi apenas está empezando el nuevo tiempo. Ese nuevo tiempo en el que todos, unos asumiendo el daño causado, otros perdonando, nos miremos a la cara, seamos capaces de dialogar y apostemos, sin olvido ni amnesia, por un futuro en paz y convivencia.

Iñaki Calvo