Ni la tierra, ni el fuego,
ni el agua.
Mucho menos el aire,
donde respiran los demás
para dañarme.
Ni la esperanza.
Pero existe.
No hay palabras.
Y existe.
Nada debería alzarse sobre la tierra
y llamarse tierra y ser barro y existir
si a la tierra se regresa
antes de crecer en ella.
Yo no he inventado este dolor,
y sin embargo, trazo cada día
el mapa de la lluvia en el planeta,
y es nuevo, cada día, para mí
el trazo de esta herida, de esta llaga,
que se expande,
que crece
cada día.
Cada día.
– Nunca creíste que fuera tuyo
un dolor tan antiguo, tan usado,
dicen, tan poco original.
Es mío.
Cada día le pongo un nombre nuevo:
lo llamo pie,
lo llamo estómago,
lo llamo rodilla,
lo llamo cabeza,
cansancio, malestar,
canas, cuello, manos, huesos.
Y de todos,
mi favorito es insomnio.
Lo llaman insomnio.
Lo llaman insomnio los enanos.
Y los Hombres Malos.
Este poema lo escribió la escritora catalana Tulia Guisado, nacida en Barcelona en 1979. Tiene estudios universitarios de filología y literatura. Trabaja como profesora, y ha participado en varias antologías. En 2015 publicó su primer libro, un poemario que llevaba como título 37’6. Vive en Madrid desde 2006, y es miembro del Movimiento Poetry Slam Madrid.
Goizalde Landabaso
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