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Jon Bilbao, maestría hecha relato

Una temporada en Reno, una viaje a Nueva Zelanda y otro a la isla de Estrómboli, una estancia en San Francisco, una boda en Orduña, un río que esconde en su seno pepitas de oro. Los elementos con los que Jon Bilbao compone su última colección de relatos son, sin duda, originales. En alguna medida vienen dados por las experiencias personales de este escritor asturiano afincado en la capital vizcaína que es ya una de las voces más celebradas y respetadas de la narrativa contemporánea. Tras las novelas Shakespeare y la ballena blanca y Padres, hijos y primates hacía tiempo que esperábamos una nueva colección de relatos.

Estrómboli es un libro en el que la madurez literaria de Bilbao se advierte y se impone. En esta ocasión, los relatos no están unidos por ningún tema sino que el vínculo principal es la propia voz del autor, que despliega la cartografía de un universo propio. Los personajes, aunque actúen de forma inopinada a veces, siempre resultan coherentes y la ambientación y la profusión de detalles con las que este Premio Euskadi compone sus historias generan textos vívidos.

En esta ocasión como en las anteriores, nos encontramos con cuentos muy técnicos, pero esa corrección no cristaliza en frialdad ni contiene las emociones. El primer relato arranca con la siguiente frase: “Llevábamos dos semanas en Reno cuando sorprendí al motorista con las bragas metidas en la nariz de mi novia”. Se trata de una historia en la que el protagonista se mete en líos. Y no es ni mucho menos, el único cuento en el que un personaje la situación se le va de las manos o la vida se le desmorona en un instante. El relato es toda una declaración de intenciones, un buen adelanto del tono y alcance de Estrómboli.

Bilbao vuelve a demostrar, a través de unos relatos más extensos de lo que estamos acostumbrados en estas latitudes, que sabe sacar adelante sus personajes con coherencia y dotar a cada uno de ellos de una voz singular. De hecho, el manejo del punto de vista es uno de los aspectos que más me ha llamado la atención, y también la capacidad que tiene el escritor para mantener eso que se llama tensión narrativa y que no es otra cosa que las ganas de seguir leyendo, de llegar hasta el final, que inocula al lector.

Este libro, publicado por Impedimenta, es una prospección sobre la cotidianidad, sobre lo perturbador que puede resultar el día a día, sobre los momentos en los que alcanzan puntos de no retorno, sobre los deberes y obligaciones y sobre la libertad personal. Lo mejor y lo peor de la naturaleza humana se ponen de relieve en este trabajo que no es sino la confirmación de algo que ya sabíamos: que Jon Bilbao escribe muy bien.

Txani Rodríguez

Kike Martin

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