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El poema. Ray Bradbury, estadounidense

Siempre llevo conmigo lo invisible,
las cosas que sé pero no conozco
y pretendo averiguar a tientas
en ese país de ciegos
que es la mente y cada pensamiento
y todo cambio climatológico interior.
Palpo el cambio de luz
los distintos tonos de los atardeceres camino de la noche;
de todos esos sueños en penumbra antes del alba
escribo poemas, les ofrezco un hogar,
del jardín jeroglífico donde los perros garabatean
escribiendo futuros sobre un trébol lleno de escarcha,
que se marchita o muere.
¡Allá va! Oyes los gritos. ¡Allá va!
Un balón solitario escala el cielo,
un ruidoso muchacho que no vemos lo ha lanzado
a una niña en el césped de la cara más lejana del mediodía.
Los retengo
para releerlos algún día en invierno cuando oscurezca
a las tres, y mi razón para existir
sea un balón trotamundos del cielo
lanzado al infinito
de una mano invisible a otra mano invisible.
Allí se quedará, porque
yo puedo hacer que el arco se congele.
Grito ¡Detente!
y el balón, en los versos,
se queda suspendido entre los árboles
para nunca bajar.
Así que ya ves, es cierto,
siempre llevo conmigo lo invisible
igual que tú lo llevas hecho visible en ti.

Este poema se titula Siempre llevo conmigo lo invisible y lo escribió Ray Bradbury, un escritor estadounidense que fundamentalmente escribía novelas y relatos de terror y de género fantástico, pero que de vez en cuando escribía poesía. Y escribió un solo libro de poesía titulado Vivo en lo invisible de donde hemos sacado este poema. Falleció en 2012 con 91 años. Fue un ávido lector que por cuestiones económicas no pudo asistir a la universidad. Fue por tanto autodidacta. En 1950 publicó una de sus obras más conocidas, Crónicas marcianas. Más tarde llegaría otra de sus mejores obras, Fahrenheit 451, por cierto, frase que aparece en su lápida. “Autor de Fahrenheit 451” eso lo que aparece exactamente.

Goizalde Landabaso

Kike Martin

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  • Leer a Ray Bradbury es entrar en otra dimensión.
    Es tan sorprendente su imaginación que emociona y asombra de las situaciones que escribe. Inverosímil, increíble, su imaginación no conocía límites. El mundo y las academias están en deuda con él, porque sin duda merecía entre otros reconocimientos el Premio Nobel de Literatura. Cada libro era un descubrimiento, su imaginación verdaderamente iluminaba a quien le leía.
    Juan Francisco Prieto Huesca

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Kike Martin
Tags: el poema

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