una lluvia fina, persistente,
de marzo, acuchillaba
la oxidada luz de la tarde.
Salvo un viejo medio dormitando
en un rincón, no quedaba nadie
en el bar. Entonces, en un momento
—no sé por qué, ni creo que importe
demasiado, el caso es que sucedió—,
puse mi mano sobre la tuya
y te dije que te quería.
Luego pasó todo muy rápido:
a ti se te llenaron los ojos de lágrimas,
el camarero se me quedó mirando,
tuvimos que largarnos de allí.
Este es un poema de Karmelo C. Iribarren, un poeta nacido en Donostia en 1959 con muchos poemarios a sus espaldas, y una manera de mirar la cotidianeidad muy peculiar. Sus poemas bailan entre la derrota, el desamparo y una forma de estar un tanto ácida que hace que con pocas palabras retumbe una imagen. Entre los poemarios que tiene publicados tiene uno titulado Seguro que esta historia te suena que recoge todos sus poemarios. Karmelo C Iribarren es un poeta esencial que ha sabido recoger el espíritu de las calles vacías de las ciudades, de los días de lluvia, de la frustración en las miradas, incluso, a veces, del amor.
Goizalde Landabaso
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