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República Checa. Una ruta por los mejores cafés históricos de Praga

 Cafe Siddharta

Praga es famosa no sólo por su bella arquitectura, sino también por los artistas e intelectuales que buscaron y siguen buscando inspiración tomando una taza de café. A los locales históricos, preferidos de literatos y poetas como Nezval, Seifert o Kafka, se han sumado modernas cafeterías de diseño y espacios ‘bio’.

Georgius Deodatus Damascenus, alias “el árabe”, fue el primer vendedor de café de Praga, en 1714. Calentaba las jarras en plena calle sobre una sartén al carbón y, con el dinero ganado, abrió la primera cafetería de Praga en el edificio ‘U Zlatého hada’ (la Casa de la Serpiente de Oro), cerca del Puente de Carlos, donde ofreció aromatizadas tazas de café hasta su muerte en 1730.

El Café Slavia es el más antiguo que sigue abierto hoy en día, y uno de los más populares por su bonita decoración Art Decó e inmejorables vistas del Castillo de Praga. Inaugurado en 1863, se convirtió en un lugar tradicional de encuentro de artistas e intelectuales como Franz Kafka, Rainer Maria Rilke, Jaroslav Seifert o los compositores Smetana y Antonín Dvorák.

En la primera mitad del siglo XX las cafeterías se convirtieron en una parte inseparable de la vida de la ciudad, especialmente en el periodo del final de la monarquía austríaca y de entreguerras. El Café Louvre, de 1902 y estilo modernista, pertenece al legado de la primera república y entre sus visitantes ilustres se encuentra Albert Einstein. En el café se respira hoy un ambiente de tiempos pasados, aunque destaque por una cocina con platos vegetarianos y excelentes postres. El Café Imperial también sigue impasible, gracias a la amplia reconstrucción al que ha sido sometido el hotel Imperial. Su cafetería vuelve a mostrar las bellas cerámicas con motivos moriscos de plantas y animales que cubren paredes y columnas, y que causaron furor allá por 1914.

Cafe Imperial Mosaicos

Cerca de la Isla de Kampa, otra parada obligatoria es el Café Savoy. Está situado en un inmueble Art Nouveau y el interior es una verdadera joya neorrenacentista, con techos de siete metros de altura y un candelabro monumental. Abrió en 1893, pero fue tras la Revolución de Terciopelo cuando se convirtió en un lugar popular de encuentro y discusión. Hoy ofrece comidas ligeras en un ambiente más relajado.

Entre los locales más bellos se encuentran la cafetería de la Casa Municipal en la Plaza de la República, de estilo modernista decorativo con ventanas espaciosas, techos altos, espejos y candelabros de cristal; y el Grand Cafe Orient, el único en el mundo de estilo cubista, ubicado en la Casa de la Madona Negra. El arquitecto, Josef Gocár, también diseñó todo el equipamiento de este espacio, incluido la barra bufet cubista y las lámparas. Hoy, tras una importante renovación, fotos en blanco y negro lo decoran. Imprescindible probar su strudel de manzana casero.

Cafe Imperial

En el S.XIX, aún hay espacio para la innovación en el mundo de los cafés. En Al Cafetero se preparan en cafeteras de vacío de cristal, para que la bebida esté libre de impurezas y potencie sus aromas y sabores naturales. Sus cafés orgánicos BIO recién tostados proceden de microplantaciones del mundo entero. Una mezcla de culturas es lo que proponen el Siddharta Café del exótico Buddha-Bar Hotel; y el Ethiopia Café, que ofrece especialidades de Senegal, Mali, Angola y Ruanda en el barrio de Vinohrady, donde se extienden actualmente las áreas comerciales de la Ciudad Nueva. + INFO

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