Aldabas, herrería y decoración de puertas constituyen elementos indispensables a apreciar durante un recorrido cultural por La Habana Vieja, en busca de detalles pintorescos que repleten los sentidos y nos remonten a otras épocas.
Por ello, un paseo por plazas, callejones y rincones de ese sector de la capital cubana destapa una cultura muy singular que tiene increíbles asentamientos en la historia y la arquitectura de la Isla, algo que muchos turistas —sobre todo europeos— buscan con denuedo.
Una aldaba es una pieza articulada de metal situada en las puertas exteriores de las casas y que sirve para llamar a sus ocupantes por medio de golpes en la puerta. Las primeras piezas de este tipo datan de la Edad Media, y consistían en martillitos suspendidos de las hojas de las puertas por la parte exterior.
La forma más típica y más antigua es la de argolla o aro, de hierro en las más antiguas, generalmente unida a una cabeza de bronce, con diferentes formas, como leones. Se golpeaba con ellas sobre una cabeza de clavo bastante gruesa. Estas aldabas servían además como tiradores y en las puertas de algunas iglesias eran un signo de asilo que se requería asiéndose de la anilla.
FUENTE. Revista MAS CUBA