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Una estupenda crónica de la vida en Corea del Norte

La muerte de Kim Jong Il ocupa muchas páginas en los periódicos y minutos en las radios y televisiones. pero si alguien quiere saber verdaderamente cómo es la vida en el oscuro y hermético régimen norcoreano, no debe dejar de leer la sensacional obra de Guy Delisle “Pyongyang”, editada por Astiebrri,en la que el francocanadiense saca a relucir sus grandes dotes de observador para mostrarnos todos esos detalles que pasan por alto a periodistas y analistas.

Sueños (o pesadillas) de adolescencia

Ahí va una muy buena recomendación. Para mí, ha sido una de las grandes y agradables sorpresas de este año. Nos la sirve Astiberri y se llama “Historias del Barrio”, de Gabi Beltrán y Bartolomé Serguí

Ciudad de Palma, años 80. Cada esquina del barrio chino tiene una historia que contar. Gabi, el aún adolescente protagonista, deambula por las calles de su pequeño mundo junto a sus amigos Benjamín, Arnaud, Falen, Ramos…, tratando de entenderlo y de entenderse. Así, prueba las drogas, descubre el sexo, se refugia en la literatura y el dibujo, se siente más unido a sus amigos que a su propia familia, descubre que las diferencias sociales son también fronteras, y que éstas, a veces, son infranqueables. Éste es el marco en el que se mueve Historias del barrio, una novela gráfica realizada a cuatro manos entre Gabi Beltrán y Bartolomé Seguí, que ha sido merecedora del I Premio de Cómic Ciutat de Palma.

Portada de Historias del Barrio

Portada de Historias del Barrio

A través de esas historias entrelazadas entre sí y basadas en los recuerdos de la adolescencia y primera juventud del narrador, recorremos las calles y plazas de una zona de Palma que, en aquella época, sólo parecía existir para los que habitaban en ella. Malos tratos, robos, drogas y miseria. Pero también inmersiones en busca de pulpos; fantasías contadas en voz alta observando las estrellas; carreras de bicicletas rumbo al mar. Pequeños espacios de felicidad y libertad, de madurez repentina dentro del caos, sólo entendibles desde unas enormes ganas de vivir, unos sueños por conseguir y una impetuosa necesidad de superación. Es una mirada tierna y delicada, exenta de juicios o ajustes con el pasado. Una visión comprensiva hacia un pasado duro, que se hizo soportable, gracias a la amistad, la lealtad y la feliz inocencia de unos años en los que, a pesar de todo, se intentaba seguir siendo un niño.

“Las viñetas -apunta Óscar Palmer en el prólogo- le dieron a Gabi, cuando menos, una dirección, un destino: la posibilidad de otra isla. Que Seguí decidiera poner su pincel al servicio de estas historias para asegurarse de que veían la luz del día es otra buena muestra de su olfato como narrador y de su generosidad como autor.”