Hace unas semanas tuve la oportunidad de participar en un taller sobre Indagación Apreciativa,
La Indagación Apreciativa nos hace situarnos en un plano completamente distinto al que estamos acostumbrados a la hora de afrontar este tipo de procesos a nivel individual, de equipos u organizativos, ya que no saca de la situación actual o de los problemas a resolver y nos hace ir mucho más allá.
La Indagación Apreciativa nos aleja de los debates en donde el foco está en lo que debemos mejorar, de lo que está mal, de los problemas. ¿Cómo? Haciéndonos reflexionar sobre las fortalezas, sobre lo que sí funciona, sobre lo que nos motiva, lo que nos ilusiona, sobre lo que nos ha traído hasta aquí. Moviliza la energía positiva de lo que nos hace sentir bien, para construir a partir de ahí. Se trata de sentir, de conectar con emociones, sentimientos, momentos donde hemos sentido que las cosas fluían, que todo iba bien…y es necesario sentirlo de verdad, hacer el ejercicio de conectar con esos momentos, relajarse, dejarse ir…. y a partir de ahí, empezar a dialogar e indagar sobre lo que está presente en esos momentos, y hacen que tengan sentido para nosotros. La palabra indagación, hace referencia a la búsqueda, a la búsqueda de lo mejor de las personas y las organizaciones, y es importante tomar conciencia de lo que da sentido a nuestra vida, lo que es importante para nosotros, lo que nos conecta con lo mejor de nosotros mismos.
Además, este enfoque conecta con otro elemento poco valorado en la cultura actual, como es la inspiración. La inspiración es el fundamento para la creatividad, la motivación, la alegría y todas las emociones que permiten avanzar y
desarrollarse. Implica que nos trasladamos y nos movemos hacia algo mejor, gracias a una visión que hace abrir puertas en nuestra mente.
La indagación apreciativa se basa en cinco principios originales:
Por último, otro de los aspectos centrales de la metodología radica en descubrir el núcleo positivo de los sistemas, ya que es lo que les de vida, su verdadera esencia positiva. Para ello, se trabaja da través de cinco fases que no son lineales, sino cíclicas.
Se trata en definitiva, de incorporar una mirada positiva e inspiradora que nos hace conectar con lo mejor de nosotros mismos o de las organizaciones, y que moviliza la energía, y nos conecta con las emociones que nos ayuden a impulsar los procesos que permitirá que las ideas se lleven a la acción.
Y he de decir que realmente funciona!!! ¿os atrevéis a probar?
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