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Happy birthday, Folk Roots!!

Hace unos pocos días me llegaba, fiel a la cita, el nuevo número de la revista británica Folk Roots. Estoy suscrito a esta publicación desde hace diez o doce años, lo cual no es mucho si tenemos en cuenta que estos días celebran su 30º aniversario. Antes de nada, mi happy birthday, porque llevar a buen puerto una publicación que al principio se dedicaba a la música folk y que ahora es la biblia de la world music, no ha sido tarea sencilla. En ocasiones han tenido que hacer campaña para asegurarse la continuidad, han pedido ayuda a quienes tienen capacidad para poner publicidad, a los redactores, muchos de ellos en la brecha por amor al arte, a los lectores, para que se suscriban, a los suscriptores, para que entiendan la subida de precio de un año para otro. Al final, 30 años no es nada, pero al editor y a sus fieles colaboradores les ha costado, como diría Churchill, sangre, sudor y lágrimas.

Ian Anderson, a la derecha, junto a Phil Beer (Show of Hands)

Ian Anderson, a la derecha, junto a Phil Beer (Show of Hands)

En un mundo editorial tan agitado como el británico, donde el que se descuida queda fuera, Folk Roots, que ahora se hace llamar Froots, lleva un subtítulo que la identifica: Local Music From Out There, música local de ahí fuera. Y en eso se ha centrado en estos treinta años: en enviar a alguien a ver qué se cuece en Madagascar, en Zanzíbar o en las islas Okinawa. Desde hace seis años incluye listados de los más vendidos en diferentes tiendas o los más escuchados en algunas emisoras. Hace poco, Ian Anderson (nada que ver con Jethro Tull), músico veterano, editor, alma y padre del invento, contaba desde su columna mensual que acababan de sustituir su listado habitual de los discos más vendidos de world music de las megatiendas Virgin porque la cadena cerraba sus puertas. Ahora el listado procede de Amazon UK, es decir, de las ventas por internet. Está claro que los tiempos cambian.

Ian Anderson es un tipo nervioso e infatigable, casi hiperactivo, al que tuve ocasión de conocer in person en uno de los Womex celebrados en Sevilla. Con sus gafas old fashion y su pinta de despistado parece más un científico loco que otra cosa. Pero en cuanto hablas con él te transmite esa pasión profunda por la música, por los países y culturas lejanos, por los buenos conciertos, por los discos recopilatorios llenos de viejas joyas… En fin, que puedes pasarte horas con él sin agotar el temario. Desde su columna mensual, The Editor’s Box, hace excelentes radiografías del circuito actual desde dentro: conciertos, discográficas, prensa musical, programas de televisión, nada se le escapa. Se echa de menos este tipo de figuras entre nosotros, con esa visión tan universal, tan optimista a pesar de las malas noticias, tan full time… Otro que tal baila es Andrew Cronshaw, músico muy activo y redactor de la revista, un tipo también muy peculiar y responsable de muchas de las críticas que han tenido los músicos vascos, sobre todo los del mundo de la triki, en esta revista. A Andrew me le he encontrado en el Celtic Connections de Glasgow, en el Womex de Sevilla, otro tipo que no descansa. Y que, excepcionalmente, chapurrea muy bien el castellano, sin duda gracias a sus numerosas visitas a Galicia, Asturias y Euskadi. Incluso sacó tiempo para tocar en nuestros conciertos jungleros.

Pero la cosa no queda ahí. La revista ha hecho un esfuerzo importante y ahora se puede disfrutar, a modo de prueba, en su formato pdf, es decir, las páginas tal cual salen de la imprenta, con todos sus colores, con sus extensas entrevistas, con sus informes, con sus excelentes fotografías. Ahora se puede disfrutar del número de junio al completo. No sé si en el futuro este servicio será de pago o lo pondrán gratis en la web. En cualquier caso, pocas cosas ahí comparables al olor maravilloso de la revista cuando abro la bolsa de plástico en la que viene empaquetada todos los meses. Es una mezcla entre la magdalena de Proust y el perro de Pavlov.

Si aún no conoces la revista, ahora puedes acercarte mejor que nunca. Hay muchas palabras que no entenderás porque son específicas del inglés relacionado con el mundo de la música, un slang para iniciados; en cualquier caso, nada que no se pueda superar con algo de imaginación y muchas junglas sonoras.